El estrés deja huellas en nuestro cuerpo y mente, pero no nos damos cuenta o, lo que es peor, hacemos tiempo antes de combatirlo de manera adecuada.
A menudo solemos asociar el estrés con dolores de cabeza, ansiedad, contracturas musculares o agotamiento mental y creemos que, pasado el episodio que generó el cuadro de estrés, esos malestares serán superados. Pero no es tan fácil. Un reciente estudio realizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) determinó que las personas que sufren estrés de manera frecuente o continua acaban desarrollando una enfermedad física o problemas psíquicos. El estrés influye en la aparición de enfermedades neurológicas y sus manifestaciones.
Según el doctor Francisco José Hernández Ramos, especialista del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, el estrés precipita las manifestaciones clínicas del alzhéimer, el párkinson y la esclerosis lateral amiotrófica. “Es algo constatado en aproximadamente más del 50 por ciento de los pacientes con alzhéimer y en otras patologías neurodegenerativas en general", asegura el médico.
Además, el estrés, conocido como el mal del siglo XXI por las Naciones Unidas, tiene efectos adversos en la presión sanguínea, la salud cardiovascular, así como en los sistemas inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central. También influye en la aparición de la depresión, la obesidad, ansiedad, insomnio y dolores musculares.

La buena noticia es que cada vez más estudios demuestran que superar el estrés y recuperar la salud física y mental está en la propia mente ya que muchos de los efectos físicos de esta enfermedad son causados por nuestros propios pensamientos. Según el periodista científico Jo Marchant, autor del libro “Cura: un viaje por la ciencia de la mente sobre el cuerpo”, la solución a los problemas físicos derivados del estrés está dentro de nosotros ya que los pensamientos positivos influyen en la recuperación de nuestras defensas y el fortalecimiento del sistema inmunitario en general.
Además de los pensamientos positivos es necesario cambiar hábitos de vida que puedan ser fuentes de estrés. Por ejemplo, a salir del trabajo, con el fin de disminuir las preocupaciones y las situaciones de tensión, es buena idea salir a caminar o realizar alguna actividad física. También es necesario mantener un horario regular de sueño, que oscile entre las 7 u 8 horas diarias, una dieta sana y equilibrada, ejercicios físicos y un pasatiempo que nos dé paz mental.

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