El primer día en el nido, el jardín o la primaria no debe transformarse en un hecho traumático para los niños. Se deben realizar una serie de acciones preparativas.
La primera gran separación de los padres y sus bebés ocurre en el nido, lugar donde comienzan a recibir estímulos fuera de casa. Es recomendable que el niño no asista más de tres horas al día y acompañarlo las dos primeras semanas. Después, los padres se irán retirando progresivamente hasta que el bebé quede en manos de la profesora. “Cuando el niño empiece a concentrarse en sus actividades, la madre o el padre podrán retirarse”, indica la psicóloga Libertad Guerrero Rivera.
Cuando llega el momento de ir al jardín, es importante que antes tenga contacto frecuente con otros menores de su edad. De este modo se evitará que el niño se sienta perdido o ansioso. Es útil salir mucho a los parques y dejar que el pequeño socialice y se desenvuelva solo, aunque siempre observándolo. La interacción con otros niños basada en el juego lo hará cobrar confianza en sí mismo.

Los niños deben ser conscientes de lo que sucede y eso implica algo básico: despedirse de ellos. El padre nunca debe salir de casa a escondidas por temor a que su hijo llore o se asuste. Es muy importante explicarles que están yendo a trabajar o a donde sea, y que se quedarán solos o con algún otro familiar. Hay que despedirse con un beso y un abrazo para evitar que surja ansiedad por separación.
Una semana antes de las clases en el nivel primario se debería iniciar un cambio progresivo en la rutina del niño. Si en verano se les daba licencia para dormir un poco más tarde, jugar con sus amigos o ver televisión por la noche, todo esto debería ir modificándose para que cenen y duerman más temprano. Así, despertarán frescos y poco a poco se les irá cambiando el chip.

Aunque el hábito de la lectura debería cultivarse permanentemente, el período de transición vacaciones-colegio es una buena oportunidad para empezar. Una estrategia sería leer junto a los niños después de la cena, dependiendo de su edad, cuentos o novelas adaptadas. Al día siguiente, podrían hablar de lo que se leyó. Sería ideal que los niños leyeran más y vieran menos televisión. El contacto con los libros, ya sea de papel o electrónicos, los irá acercando más a la próxima etapa de estudios.
Para evitar estrés y ansiedad, se deben alistar los útiles y todos los materiales que se llevarán desde una semana antes de las clases. Los libros, cuadernos, lápices, colores, etc. deben estar en la mochila con tiempo. Los padres también deben pensar en la lonchera. Teniendo todo organizado y habiendo hablado en varias ocasiones sobre la importancia del ir al colegio, este día llegará y estarán preparados. No hay razones para que se convierta en una fecha traumática.

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