Saber escuchar a los distintos miembros de una organización impulsa la mejora de los procesos internos y genera un ambiente mucho más ameno.
Se conoce como feedback o retroalimentación a la comunicación continua y productiva entre líderes y colaboradores de una organización. Para que esta sea buena, los objetivos, misión y valores de la empresa deben estar bien definidos y entendidos por el personal. De este modo todos estarán alineados en la consecución de resultados y metas.
También deben conocerse las necesidades, dificultades e imprevistos que enfrentan los trabajadores en el desarrollo de sus funciones, indica el blog Retos Directivos de la EAE Business School. Esto es importante para mejorar determinados procesos, validar información y tomar mejores decisiones respecto a la operación de la empresa.
Otro aspecto vital es que exista un método que permita evaluar si se cumplen o no los objetivos para cada trabajador. Asimismo se requiere generar un ambiente de confianza para que la retroalimentación sea confiable.
Pese a que la tecnología permite hoy en día el desarrollo de diversas formas de trabajo, incluyendo el teletrabajo, es recomendable que el feedback se dé cara a cara. El lenguaje no verbal completa y da forma a la información que transmitimos. Se recomienda que estas sesiones se realicen en un lugar sin distracciones como los teléfonos y computadoras. Estos equipos suelen interrumpir y generan la impresión de que no se le está dando la seriedad del caso.

Entre los beneficios de ofrecer feedback al interior de las organizaciones destacan un mejor rendimiento de los empleados. Los trabajadores son más productivos porque están informados sobre las nuevas ideas y sugerencias de la organización. Sin duda, esto les da las herramientas para mejorar. También aumenta el sentido de pertenencia.
Otra ventaja es que el intercambio de ideas y posturas entre colaboradores y jefes hace que la comunicación sea más fluida y menos distante.
En todo esto, el rol de la persona responsable de promover el feedback es fundamental. Tiene que ser proactiva en la coordinación con los trabajadores. Pero, al mismo tiempo, tiene que ser cuidadosa al hablar de hechos y acciones, pero no de personas. No son aconsejables los reproches directos. De lo contrario, el ambiente de confianza disminuirá y esta actividad pasará a ser un mero trámite a cumplir.

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