La elección del color de nuestra ropa o de la pintura para la pared, tiene una relación directa con nuestras emociones. Si eres consciente de lo que aporta cada color, puedes dar un giro positivo a tu estado de ánimo.
Que los colores ejercen influencia sobre nuestras emociones es un hecho conocido desde tiempos inmemoriales: los pueblos antiguos consideraban que tras cada color existía una energía natural que afectaba a las personas.
Pero, ¿cómo afectan los colores a las personas? La ciencia tiene la explicación: los colores llegan a nuestra retina en forma de longitudes de onda, las cuales se convierten en impulsos eléctricos que llegan al sistema nervioso, específicamente al hipotálamo, centro rector de los procesos hormonales y endocrinos. Estas señales desencadenan estados diversos en el organismo: tristeza, alegría, excitación, rabia, etc.
Hay colores que tienen significados universales, pero también los individuos hacen su propia escala. Los colores del espectro del rojo son llamados colores cálidos. Producen un rango de sentimientos que van desde el confort hasta la irritabilidad (rojo, amarillo, naranja). Mientras, los colores del espectro del azul, llamados a su vez colores fríos, nos hacen sentir calmados, pero también pueden provocar tristeza o indiferencia (azul, verde, morado).

La web vix señala algunas de las propiedades universales de los colores que afectan el estado de ánimo en las personas:
Rojo. Intenso y emocional, por eso se la llama el color del amor. Es símbolo de energía, de fuerza y excitación, también de agresividad.
Azul. Opuesto al rojo, es el color intelectual. Causa paz y tranquilidad. Se le asocia con la tristeza y la frialdad.
Verde. El color del balance. Provoca equilibrio, armonía, pero también aburrimiento.
Amarillo. Otro color emocional, más relacionado con la confianza, la seguridad, el optimismo y la creatividad. En lo negativo con la depresión y el suicidio.
Morado. Es el color espiritual. Simboliza la verdad y la autenticidad, aunque también introversión y decadencia.
Naranja. Es el color de la sensualidad y la abundancia. También de inmadurez y frivolidad.
Captamos las diferencias cromáticas con la retina y luego esto pasa por el prisma de nuestra subjetividad. Este es, pues, el modo en que el color afecta a las personas.
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