Pese a los esfuerzos por educar a tus hijos, puede que estés cometiendo errores comunes que complican su desarrollo luego de la etapa clave de 0 a 3 años.
La educación no solo está en la escuela, sino en la casa. Son los padres quienes tienen bajo su control los primeros tres años de los hijos, una etapa decisiva para su futuro. En medio del complejo proceso de educar, ¿cuáles son los errores más comunes que se cometen y cómo estos pueden comprometer el aprendizaje de los hijos?
Según el neuropsicólogo español Álvaro Bilbao uno de los errores más comunes es el refuerzo positivo. Se trata de la costumbre por valorar más la meta que el proceso en alguna actividad del menor.
“Aunque el resultado no sea 100% satisfactorio en ese momento, es importante celebrar la evolución para que el niño no relacione esfuerzo con frustración”, explica Bilbao. La motivación extra ayuda a los pequeños a estar más abiertos a experimentar nuevas actividades o aquellas que no le agradan tanto. Estar acompañados en el proceso de estudiar, jugar o hacer sus deberes les hace sentirse más seguros. Los resultados que obtengan lo demostrarán.
La sobreprotección en los primeros años también puede ser perjudicial en el largo plazo. Un niño que está rodeado de miedos de los padres por algo malo que pueda pasarle, tenderá a desarrollar inseguridad antes que confianza para situaciones del día a día. Esto traerá consecuencias para su desarrollo emocional.
Otro hecho contraproducente en la educación de los niños es la excesiva presencia de los dispositivos digitales. Estos sobreestimulan a los pequeños con puntuaciones en juegos, gráficos en 3D y diseños de colores estridentes. Una situación de inmersión que, potencialmente, puede reducir la capacidad para socializar del pequeño.
El chantaje es otra técnica muy usada por los padres para aleccionar a los hijos. “Si no ordenas tu cuarto, no verás televisión en una semana” es una de las frases más repetidas. El error aquí está en asociar una acción con un castigo.
El exceso de negatividad ante los menores también puede conllevar a retrasos en el aprendizaje. Si un padre usa demasiados “no” con sus hijos, ellos se volverán impermeables a la directriz y el “no” perderá significado, así como los padres irán perdiendo autoridad.
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