Los niños son pequeños peatones y pasajeros que, por su falta de información, están más propensos a accidentes. Por ello, es clave que aprendan las normas de educación vial lo más pronto posible.
Los más pequeños de la casa son los más vulnerables a sufrir accidentes vehiculares debido a que no conocen las señales, indicaciones y signos de alerta. Sin esta información, su desplazamiento no es seguro, por lo que están más expuestos a accidentes.
Por ello, la educación vial a corta edad es vital. Deben aprender a usar las vías como peatones, pasajeros, o futuros conductores. Esto incluye el conocimiento de las normas y señales que regulan la circulación de vehículos y personas, por calzadas (pistas) y aceras (veredas). También deben adquirir valores como el respeto y la responsabilidad, así como hábitos y actitudes que les permitan actuar de manera segura en distintas situaciones.
La educación vial constituye un aspecto fundamental para promover una mejora en el tránsito vehicular del país, indica la Guía de Educación en Seguridad Vial del Ministerio de Educación. Según este documento, esta formación debe promover el desarrollo de capacidades y actitudes que formen ciudadanos conocedores de sus derechos y de sus deberes. Todo esto les permitirá desplazarse con seguridad, como usuario de las vías, valorando su vida y la de los demás.
Los niños deben tener claro cuáles son sus derechos y obligaciones según el Reglamento Nacional de Tránsito. Deben aprender que los peatones circulan por las veredas (aceras) o zonas peatonales, sin invadir la pista (calzada). Si no existieran veredas, se debe caminar lo más cerca a las edificaciones prestando atención a los vehículos que transitan.
Además deben saber en qué situaciones cruzar por las esquinas, en cruces con semáforos, en vías de tránsito rápido o por pasos peatonales sin semáforo, etc. Del mismo modo deben saber que tienen que prestar atención y obedecer las señales de los policías de tránsito.
Asimismo deben saber cuáles son las conductas adecuadas que se esperan de un pasajero de transporte público y de un ciclista.
Pero, además del aula, la educación vial de los pequeños es una labor continua que recae fundamentalmente en las propias familias. Como en otras lecciones, la educación vial se aprende con el ejemplo. Por ello, los padres necesitan reeducarse en estos conceptos para enseñar a sus hijos a comportarse de la mejor manera posible en las vías. Su vida y la de otros dependen de ello.
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