A veces puede ayudarnos a mejorar nuestro desempeño laboral, pero el exceso de estimulantes puede atentar contra la salud.
El consumo de las bebidas denominadas ‘energizantes’ no para de aumentar en el mundo. Es común tomarlas por diversión, y en muchas otras ocasiones porque nos prometen un impulso adicional cuando empezamos a sentir agotamiento –ya sea físico, mental, o ambos– y tenemos tareas pendientes en el trabajo. En los últimos años también se están poniendo más de moda entre las personas que practican deportes, y que las toman antes de una competencia.
Sin embargo, hay que tener claro que estas bebidas no nos proveen más energía; lo que nos dan es una dosis extremadamente alta de cafeína y otros estimulantes que ‘disimulan’ nuestro cansancio y permiten mantener la vigilia y la atención. Entre sus componentes más habituales están la taurina, carbohidratos derivados de la glucosa y, a veces, extractos de plantas como el ginseng o el guaraná. Según el departamento de toxicología del Reino Unido, una lata de una bebida energética (que suele contener alrededor de 250 ml) tiene una dosis de cafeína equivalente a dos tasas de café expreso, unos 300 miligramos, cuando la dosis máxima recomendable para adultos sanos es, como máximo 400 miligramos. Eso quiere decir que una lata de bebida energizante cubre casi totalmente lo máximo de cafeína que debería ingerir una persona adulta. Es preciso, además, señalar que hay personas más sensibles a la cafeína que otras.
Excederse en el consumo de bebidas con alto contenido de cafeína y otros estimulantes no solamente quita el sueño, también puede tener otros efectos nocivos para la salud. Por eso, los profesionales de la salud recomiendan tomar estas precauciones respecto a su consumo:
Evitar mezclarlas con alcohol, pues esta combinación puede generar trastornos como taquicardia, aumento de la presión arterial, nerviosismo y falta de coordinación motora.
No excederse de la dosis máxima recomendada. Esto, en la práctica, implica no consumir más de una lata o botella al día.
No utilizarlas como rehidratantes luego de la actividad física, pues la cafeína más bien tiene efectos diuréticos y puede acelerar la deshidratación.
Mujeres embarazadas y lactantes deben evitarlas por completo, lo mismo que personas con enfermedades cardiovasculares y trastornos neurológicos.
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