Muchos padres ven en el llanto un signo de debilidad, por eso lo prohíben. Así se forman adultos que solo encuentran en la agresividad una forma de descargar lo que sienten.
Los niños no lloran. Esa es la frase con la que muchos padres reprimen el llanto en sus hijos varones porque lo ven como un rasgo de debilidad vinculado a la feminidad. ¿Qué sucede con los niños a los que no se les permite llorar? Según Mónica Mujica, psicoterapeuta en niños y adolescentes, llorar es necesario para desfogar emociones como la rabia, frustración, dolor y cólera. Cuando no se le permite esto a un niño, él encontrará en la agresión una forma de liberar sus emociones.
El no dejar que los niños lloren impide que expresen su sensibilidad, les hace difícil que expresen sus sentimientos, los vuelve intolerantes a las muestras de dolor de las otras personas, en especial mujeres. En suma, son menos empáticos, principalmente con el sexo opuesto.
Muchas veces, se hereda en los niños la construcción de una masculinidad inadecuada. “Está muy arraigado el hecho de aguantar, ser valiente y ser macho como grandes características o valores masculinos, porque un hombre sensible y llorón es igual a mariquita”, señala la especialista.
Otro aspecto que preocupa es que los padres y madres tengan cada vez menos tolerancia al llanto de sus niños y niñas. Cuando los pequeños empiezan a llorar casi de manera inmediata buscan distraerlos, les dan a cambio algo para que se callen o minimizan sus emociones diciéndoles que no ha pasado nada. Estas actitudes confunden a los niños, desestiman sus reales sentimientos y hace que les sea cada vez más complicado poner en palabras lo que motivó su llanto.
“Los niños lloran no solo porque sienten dolor cuando se golpean sino cuando hay una situación excesiva que no pueden expresar con palabras”, refiere Mujica. En ese sentido, la tarea de los padres es incentivarlos a expresarse verbalmente ante dicha situación en vez de darles una Tablet o un celular para que vean dibujos distractores.
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