Todos los jueves se reúnen, en la pista de carrera, atletas con discapacidad visual y voluntarios que ayudan como sus guías.
Según el Ministerio de Salud (Minsa), en el Perú existen cerca de 160 mil personas invidentes y casi 600 mil que sufren de alguna discapacidad visual. Muchas veces no pensamos en cómo una sociedad que no es consciente e inclusiva compromete la calidad de vida y el desarrollo integral de las personas con discapacidad visual. Sin embargo, los últimos Juegos Para panamericanos Lima 2019 fueron una gran oportunidad para que las personas que no tienen esta discapacidad reconozcan el arduo trabajo de los para atletas.
Uno de los 17 deportes presentes en esta competencia fue el atletismo, en el que 14 deportistas representaron a nuestro país, corriendo junto a sus guías de manera sincronizada. Un guía de este tipo no puede ser cualquiera, ya que debe desarrollarse confianza y compenetración entre los corredores.
Por ello, en nuestro país existe “Yo soy sus ojos”, una organización sin fines de lucro que promueve el running inclusivo y entrena a corredores con ceguera parcial o total, y a voluntarios dispuestos a guiarlos.
En el 2015, por iniciativa de José Manuel Jurado, Víctor Espinoza y Domingo Elías –los tres fundadores decididos a reducir la exclusión social de persona con discapacidad visual– nace esta organización de jóvenes y adultos que dedican su tiempo libre a ejercer como guías de atletas invidentes.
En el caso del cofundador y psicólogo deportivo, Victor Espinoza, los voluntariados siempre fueron de su interés y al anotarse para colaborar con personas invidentes en la Biblioteca Nacional conoció a Rigoberto Camargo, un funcionario que perdió la vista en 1992, cuando el transporte público en el que viajaba fue alcanzado por la explosión de un coche bomba.
Don Rigoberto tenía, además, un grupo de amigos con el que se juntaban a correr y al que se integró Víctor para ayudarlos. Fue en esta experiencia que Víctor notó la necesidad de la presencia de personas dispuestas a servir como guías para los deportistas con discapacidad visual. Fue así como se unió a Domingo Elías y José Manuel Jurado, quienes comparten el sueño de contribuir con la integración de las personas invidentes a la sociedad a través del deporte.
Ser sus ojos
Los corredores de “Yo soy sus ojos” acuden todos los jueves al Complejo Deportivo de San Isidro para entrenar. Es aquí donde los ciudadanos guías y los que tienen discapacidad visual desarrollan mucho más que una relación deportiva, pues aprenden de confianza y empatía.
Cada atleta invidente tiene su propia historia y distintos niveles de discapacidad visual, por lo que los guías elaboran un plan de carrera personalizado para sus parejas: cómo tienen que correr, a qué ritmo y distancias. Se acomodan al ritmo del corredor que no puede ver y ponen en práctica el método espejo: la coordinación se logra porque el primer paso del trote lo inicia cada uno con diferente pierna.
Los guías usan una especie de brazalete o cuerda que permite a los atletas correr con la misma cadencia y juntos trabajan su coordinación motora y manejo del espacio. De esta manera, el lazarillo se convierte en los ojos de sus compañeros.
Es así como “Yo soy sus ojos” brinda un servicio que ayuda a fortalecer su autoestima, creando puentes entre personas diversas que pueden aportar un valor a la sociedad desde la empatía y el deporte.
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