Al cierre de 2025, la movilidad en Lima y Callao muestra avances y desafíos: congestión, antigüedad del parque vehicular y proyectos en curso que configuran el panorama que los ciudadanos enfrentarán en 2026. Descubre más en la siguiente nota.
El cierre del año trae un ritmo distinto a la ciudad: compras, reuniones y viajes por fiestas hacen que el movimiento de personas aumente de manera evidente. En una ciudad donde el trabajo, el comercio y la vida cotidiana dependen del transporte, entender cómo se mueve Lima y Callao es clave para saber qué avances se han logrado y qué retos siguen pendientes. Según el Plan de Movilidad Urbana (PMU) de Lima y Callao, elaborado por la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), la ciudad sostiene 24,6 millones de viajes diarios —una cifra construida con más de 45 000 encuestas— que muestran la dimensión real del sistema que debe sostener el transporte. Asimismo, más de 10,5 millones de viajes diarios se realizan en transporte público. La mayor parte de esa demanda, cerca del 88%, recae en el transporte convencional (buses, microbuses y combis), mientras que el transporte masivo (Metro, Metropolitano y corredores) atiende el resto. La fuerte dependencia del sistema de rutas convencionales hace que la congestión se sienta especialmente alta durante la temporada.
Las horas que Lima pierde en el tráfico
El volumen de viajes diarios no solo muestra cuánto se mueve la ciudad, sino también cuánto se detiene. Según el último estudio Traffic Index de TomTom, Lima se encuentra en el puesto número 9 del ranking mundial de congestión vehicular, y un limeño puede perder hasta 155 horas en un año a causa del tráfico.
Además, estos mismos datos, analizados por la Asociación Automotriz del Perú (AAP), apuntan a que la velocidad promedio de circulación en la capital es de apenas 14,2 km/h y, durante los momentos de mayor demanda, especialmente entre las 6:00 p. m. y 7:00 p. m., ese ritmo cae a entre 11 y 12 km/h. Este escenario llevó a la capital a posicionarse como la segunda ciudad más congestionada de América Latina en 2023 y 2024.
La antigüedad del parque automotor agrava la situación también: la AAP señala que la flota nacional tiene una edad promedio mayor a los 10 años y que aún circulan buses y camiones con hasta tres décadas de uso, lo que incrementa emisiones y riesgos viales. Esto se vincula con los niveles de contaminación reportados por monitoreos internacionales.
Según el World Air Quality Report 2024 y el Air Quality Life Index (AQLI), las concentraciones de PM2.5 en el país y en Lima implican un impacto sobre la salud pública y la esperanza de vida, un dato que refuerza la necesidad de acelerar la renovación vehicular y las políticas de reducción de emisiones.
Avances clave en transporte hacia 2026
Recientemente, la ATU presentó los avances de la nueva red del Sistema Integrado de Transporte (SIT), dentro de la elaboración del Plan de Movilidad Urbana (PMU) hasta 2045. Este plan contempla cerca de 200 proyectos de corto, mediano y largo plazo, pensados para reducir los tiempos de viaje y ampliar las opciones de transporte para los 11 millones de habitantes de Lima y Callao.
Entre las principales medidas destacan: la operación completa de las Líneas 1 y 2 del Metro, la proyección de siete nuevas líneas ferroviarias, la implementación de ocho teleféricos en zonas de difícil acceso y la creación de 155 km de corredores BRT tipo Metropolitano.
A corto plazo (2025–2030), se prevé contar con 214 km de corredores preferenciales en vías como La Marina–Javier Prado, Panamericana Norte, Canto Grande–Abancay, Callao y Carretera Central, además de la ejecución del teleférico San Martín de Porres–San Juan de Lurigancho (6 km) y ampliaciones en los sistemas BRT de Vía Expresa Grau, Vía Expresa Sur y Av. Universitaria.
Estas iniciativas buscan mejorar la conectividad entre distritos, ampliar la oferta de transporte público y reducir los tiempos de viaje de las 5,3 millones de personas que actualmente tardan entre una y tres horas en llegar a sus centros de trabajo.
Hacia un 2026 con movilidad más ordenada
Es así como, este 2025 cierra con diagnósticos claros y una hoja de ruta técnica más sólida. Sin embargo, el reto para 2026 es que esos avances comiencen a sentirse en la calle: más tramos operativos del Metro, una articulación real entre buses convencionales y sistemas modernos, una renovación vehicular más acelerada y políticas ambientales que reduzcan las concentraciones de PM2.5. Si lo avanzado este año logra continuidad, el próximo año podría marcar el inicio de mejoras visibles para los ciudadanos en sus traslados diarios.
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