Las condiciones del sistema solar regido por Trappist-1, obligaría a los visitantes a tomar ciertas medidas para sobrevivir.
La NASA anunció el descubrimiento de 7 planetas rocosos del tamaño de la Tierra que giran en torno de la estrella Trappist-1. Nos separan 39 años luz, pero los científicos ya tienen una idea de cómo sería la vida en cualquiera de los tres planetas potencialmente habitables.
De acuerdo a información de El País, este sistema solar es más pequeño que el nuestro, los siete planetas están mucho más juntos y cerca de su astro. Según explicó la NASA, esta proximidad permitiría viajar de uno a otro rápidamente y apreciar las nubes y accidentes geográficos de cada uno a simple vista.
Condiciones y posibilidad de vida. Trappist-1 es una enana roja y de acuerdo a los astrónomos, emite una radiación ultravioleta muy peligrosa. Entonces para que la vida sea posible, es necesario que los planetas del sistema tengan atmósfera, esto regularía la atmósfera y haría posible la existencia de agua líquida.
La estrella se formó hace 500 millones de años y el calor y radiación que emitía entonces, llevó a que sus planetas recién formados alcancen temperaturas de ebullición. Esto supone un problema para el experto en exoplanetas del Instituto de Ciencias del Espacio de Barcelona, Ignasi Ribas, que cree fundamental para la vida que estos planetas tengan el agua con que se formaron.
De otro lado, en caso hubiera seres vivos en cualquiera de esos planetas, necesariamente se habrían adaptado a las condiciones del sistema solar. Por ejemplo, los astrónomos sostienen que las plantas serían rojas para poder hacer fotosíntesis y que si ha evolucionado vida podrían contar con ojos rojos para ver en el infrarrojo.
Investigación. Pensar en un viaje a este sistema solar emociona a astrónomos y a entusiastas, sin embargo nuestra tecnología aún es demasiado lenta. Las pocas sondas que han llegado a los límites de nuestro Sistema Solar demorarían 30.000 años en llegar a la estrella más cercana ubicada a 4,5 años luz. Trappist-1 está ubicada a 40 años luz, por lo que llegar nos tomaría 300,000 años.
Hasta que tengamos esa tecnología, cuatro de los planetas están bajo análisis del telescopio espacial infrarrojo Swift de la NASA, que buscará trazas de hidrógreno. Además, el próximo año se lanzará el telescopio espacial James Webb, que buscará agua, metano, ozono y oxígeno, gases que indicarían que existe una atmósfera similar a la terrestre.
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