Con el lanzamiento del telescopio James Webb, se busca estudiar astros difíciles de comprender hasta el momento por los astrónomos del mundo.
El futuro telescopio espacial James Webb de la NASA, cuyo lanzamiento está previsto para 2021, observará cinco asteroides remotos, algunos con lunas, para aprender más sobre la composición y la historia de nuestro sistema solar, proporcionando pistas de cómo se movieron los planetas en sus inicios.
Dirigido por Andrew S. Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, un equipo de astrónomos realizará observaciones en luz infrarroja cercana y media que ayudarán a comenzar a desentrañar estos misterios. "Lo bueno de los asteroides es que hay muchos", dijo Rivkin en un comunicado. "Significa que siempre hay algo lo suficientemente brillante y en el lugar correcto para que Webb lo observe".
Este equipo de investigación planea estudiar cinco asteroides conocidos, tres en el cinturón principal de asteroides y dos troyanos, para complementar y extender las observaciones de otras misiones de la NASA, y probar nuevas técnicas con Webb.
Observarán estos asteroides en parte utilizando el espectrógrafo de infrarrojo cercano de Webb (NIRSpec), un instrumento que descompone la luz en sus colores componentes para crear un espectro que los investigadores analizarán para conocer la composición de cada objeto.
Un objetivo clave en el cinturón principal de asteroides es un planeta enano conocido como Ceres, que fue visitado por la nave espacial Dawn de la NASA de 2015 a 2018. Ceres tiene minerales que contienen amoníaco en su superficie, lo que lleva a los investigadores a preguntarse si se formó más lejos en el sistema solar. o si el planeta enano incorpora material de más lejos.
Al obtener mediciones de Webb a longitudes de onda más largas que las obtenidas por Dawn, el equipo podrá utilizar el conjunto de datos único y complementario para verificar si las conclusiones anteriores sobre la composición de su superficie son correctas. Al mismo tiempo, las observaciones ayudarán a establecer una técnica para observar objetivos que pueden ser un poco demasiado brillantes para observar en estas longitudes de onda con Webb.
Pallas, el segundo asteroide más grande del cinturón principal y candidato a planeta enano, es otro objetivo importante. Debido a su órbita, Pallas sería muy difícil de visitar para una nave espacial. Al observarlo con Webb, este equipo recopilará datos sobre su superficie y composición que de otro modo sería difícil de obtener. El equipo también comparará mediciones de Pallas y otro candidato a planeta enano, Hygeia, con datos sobre Ceres, ayudándoles a identificar las similitudes y diferencias de sus objetivos. Estas comparaciones pueden ofrecer pistas sobre las historias de formación de estos bloques de construcción de los planetas interiores.
Los asteroides troyanos objetivo, Patroclus y Hektor, son muy diferentes de los otros objetivos de asteroides de Webb, no solo por su ubicación cerca de Júpiter, sino porque también tienen lunas. Hektor es un binario y su luna orbita de cerca. En contraste, Patroclus y su luna tienen más espacio entre ellos. "Webb nos permitirá investigar cada asteroide y luna por separado", explicó Rivkin. "Al estudiar sus lunas, también podremos examinar cómo se formaron cada uno de estos binarios y comparar estos dos sistemas". Los datos también ayudarán a los astrónomos a refinar modelos de cómo se capturaron los asteroides troyanos en sus órbitas actuales.
Con información de Europa Press
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