Ante el anuncio mundial del descubrimiento de fosfina en las nubes venusianas, la teoría de hace décadas es punto de atención en la astronomía.
Este lunes, un grupo internacional de científicos ha anunciado que se ha encontrado fosfina (PH3) en las nubes de Venus, un gas que se puede producir de manera industrial, abiótica y por microbios y organismos en descomposición en la Tierra. Este descubrimiento, importante claro está, ha abierto una pregunta, ¿existe vida en dicho planeta?
Pese a lo esperanzador de este descubrimiento, la existencia de fosfina en Venus no es una confirmación inequívoca de la vida microbiana en Venus, aunque es un gran avance de las investigaciones. Y estos estudios, aunque hayan tomado forma en los últimos meses, se lo debemos a un teórico inicial: Carl Sagan.
El famoso astrónomo y divulgador científico publicó junto con el biofísico molecular Harold Morowitz el estudio “¿Vida en las nubes de Venus?” en la revista Nature el 16 de septiembre de 1967.
“Mientras las condiciones de la superficie de Venus hacen inverosímil la hipótesis de la vida allí, las nubes de Venus son una historia completamente diferente. Como se señaló hace algunos años, el agua, el dióxido de carbono y la luz solar —requisitos previos para la fotosíntesis— abundan en las proximidades de las nubes. Desde entonces, se ha proporcionado una buena evidencia adicional de que las nubes están compuestas por cristales de hielo en la parte superior, y parece probable que haya gotas de agua en la parte inferior. También existe evidencia independiente de vapor de agua”, refiere en su artículo.
“La temperatura en la parte superior de las nubes es de unos 210 ° K, y en la parte inferior de las nubes es probablemente de al menos 260-280 ° K. La presión atmosférica a este nivel de temperatura es de aproximadamente 1 atm. El albedo planetario observado cae abruptamente en el violeta y el ultravioleta, lo que explica el color amarillo limón pálido de Venus. La disminución del albedo no se esperaría para las partículas de hielo puro y, por lo tanto, debe ser causada por algún contaminante. El polvo, el ozono, el C 3 O 2 y otros gases posiblemente expliquen estos datos, pero, cualquiera que sea la explicación, es probable que el flujo ultravioleta debajo de las nubes sea bajo. Si se agitan pequeñas cantidades de minerales hacia las nubes desde la superficie, no es difícil imaginar una biología autóctona en las nubes de Venus. Lo que sigue es una de esas especulaciones”, menciona.
Sagan determinó que la atmósfera de Venus es extremadamente caliente y densa, con presiones aumentando gradualmente hasta la superficie planetaria, pero que viable encontrar vida en ella:
Los avances posteriores a su postulado fueron lentos, ya que, para las agencias espaciales, la primera prioridad en investigación por múltiples factores fue Marte. Sin embargo, recientemente la mira ha llegado a Venus, con un par de aproximaciones que refuerzan esta teoría de Sagan.
Por ejemplo, científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sostienen que “el infierno” de Venus puede albergar vida microbiana en sus nubes de azufre. Esta hipótesis fue planteada por la científica planetaria Sara Seager en un artículo publicado en la revista Astrobiology y sostiene que estas formas de vida pueden circular hacia arriba y hacia abajo (como las gotas de lava de las lámparas) apoyados por estas nubes.
Con el descubrimiento de fosfina, se ha dado un salto más grande en estos estudios. Sin embargo, toda la comunidad científica se muestra sensata y a la espera de mayores investigaciones. Es un día importante y mucho se lo debemos a Sagan.
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