Se trata del Monte Santa Helena, que registró en 1980 la erupción más letal en la historia del país.
(Agencia N+1 /Hans Huerto) Un estudio publicado ayer en Nature Communications ha generado un halo de misterio sobre el volcán Monte Santa Helena, responsable de la erupción volcánica más mortífera de la historia de los Estados Unidos. La investigación reveló que el centro del volcán, a diferencia de lo que se podría pensar sobre él, es frío. Por lo que se ha abierto un nuevo campo de investigación a fin de hallar el origen de la lava que eventualmente asciende por el cráter del volcán.
Un equipo de volcanólogos de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, liderado por el científico Steve Hansen, se embarcó en la tarea de explicar varias anomalías observadas en el Monte Santa Helena. La principal de ellas, su ubicación.
Este es uno de los volcanes más activos del Arco de la Cascada, una cadena de montañas eruptivas que empieza al norte de California y se extiende hasta la Columbia Británica, la región más occidental del territorio canadiense. La mayoría de volcanes del arco están ubicados a lo largo de una línea norte-sur, donde choca la placa tectónica de Juan de Fuca con la placa continental norteamericana, lo que genera que la lava se desestabilice y brote por los volcanes. No obstante, el Santa Helena yace hacia al oeste, en una región llamada la cuña del antebrazo.
Para conocer mejor la naturaleza del Santa Helena, Hansen y su equipo realizaron en el invierno de 2014 una exploración en el lugar. Ahí, desplegaron miles de sensores para medir el movimiento en el suelo alrededor. Tras ello, perforaron cerca de dos docenas de agujeros en la superficie, llenaron los agujeros con explosivos y fueron activándolos, generando así terremotos menores controlados, para observar cómo las ondas sísmicas rebotaban debajo de la montaña y se propagaban en el subsuelo.

El análisis arrojó que el volcán, cuyo pico se sitúa a 2.550 m.s.n.m., estaba compuesto de diferentes tipos de minerales en su lado este y en su faz oeste del Monte St Helens, al nivel de la corteza terrestre y el manto, añadiendo ello una nueva peculiaridad al volcán. No obstante, en lugar de encontrar una recámara de magma caliente directamente debajo y al centro del volcán, los datos sísmicos revelaron una cuña relativamente fría de roca serpentina en el lugar.
Hansen sospecha que la fuente de lava del Santa Helena está al este, cerca al Arco de la Cascada, donde este material caliente abunda. No obstante, no queda claro cómo ni por qué es que llega al el oeste, a través de la corteza o del manto superior, para ser expulsado por este estratovolcán (la misma especie del Colima mexicano, el Cotopaxi ecuatoriano o el Misti peruano).
El equipo de Hansen, y otros científicos asociados con el proyecto Magma Under St Helens (iMUSH), están recogiendo más información, que permita responder a las interrogantes y comprender mejor los sistemas de volcanes similares en todo el mundo. El Santa Helena es el volcán más destructivo de la historia estadounidense. Su última gran erupción data de 1980 y produjo la muerte de 57 personas y la pérdida de 250 casas; asimismo, de 24 km de líneas de tren y 300 km de carreteras.
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