Cuando el animal fue descubierto, tenía forma ovalada con segmentos de costillas y más de un metro de longitud. Ahora, una nueva investigación de Australia sugiere que el animal, ni siquiera podría haber tenido esa forma.
(Agencia N+1 /Víctor Román). En 1946, un grupo de investigadores descubrió los fósiles de una extraña criatura de hace 558 millones de años, que tenía forma ovalada con segmentos tipo costillas y de más de un metro de longitud. Ahora, una investigación publicada en Nature Ecology and Evolution, Australia, sugiere que el curioso animal llamado Dickinsonia, ni siquiera podría haber tenido esa forma.
Según los científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU), el fósil que tenemos actualmente puede ser simplemente el "esqueleto" del Dickinsonia o que estos organismos técnicamente no tenían esqueletos, una descripción de su tejido más resistente.
"Ahora sabemos que lo que estamos viendo es la impresión de un suave esqueleto orgánico que pudo haber estado en cualquier parte del cuerpo de Dickinsonia", dice el autor principal Ilya Bobrovskiy, biogeoquímica de la ANU. "Lo que estamos viendo podría ser una parte del fondo de Dickinsonia, el interior de su cuerpo o parte de su espalda", añade.
El descubrimiento abre aún más posibilidades sobre el aspecto que podrían tener estas antiguas criaturas marinas. A pesar de que Dickinsonia no tiene esqueletos o conchas duras, resulta que tienen diferentes tipos de tejido, algunos de los cuales son más difíciles de degradar. Para tener una idea de cómo se formó la huella, el equipo uso hielo para imitar lo que le sucedería a un organismo consistente de diferentes tipos de tejido y que se degradaba lentamente.
La parte superior del hielo era más fuerte y más duradera, y la parte del medio tenía una lámina de cartón corrugado para representar el tejido más resistente. "Cuando el hielo se derritió, fue reemplazado por un sedimento desde abajo, lo que creó una impresión de bajo relieve negativo", escriben los autores. "La lámina de cartón fue empujada hasta la parte superior del yeso, formando una impresión de sus corrugaciones en la arena que lo rodea".
En otras palabras, cuando el modelo comenzó a decaer, el sedimento más suave a su alrededor llenó gradualmente los huecos, creando un molde de los restos de cartón. Por eso, la idea de que Dickinsonia tenía múltiples tipos de tejido, algunos de los cuales se degradaron más lentamente que otros, sugiere que estas criaturas eran mucho más complejas de lo que pensábamos, agregando aún más evidencia a la idea de que son el animal más antiguo conocido del mundo.
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