Según un estudio de la Universidad de Queensland de Australia la serpiente coral azul tiene las glándulas de veneno más grandes del mundo.
(Agencia N+1 / Daniel Meza). Una de las especies de serpientes más bellas del mundo, la serpiente coral azul, tiene un veneno distinto al de cualquier otra de sus congéneres, acaso el más invasivo y mortífero de todos, según una investigación de científicos la Universidad de Queensland de Australia publicada en la revista Toxins.
Según el profesor Bryan Fry, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la citada institución, el veneno de la serpiente coral envía un shock colosal a todo el organismo, generando espasmos en todo el cuerpo y ocasionando todos los nervios se "quemen" de una sola vez. Estos reptiles son asesinos de asesinos, dijo el académico, pues “son especialistas en asesinar a otras serpientes venenosas, incluyendo a las majestuosas cobras reales” para evitar ser presa de estas últimas.
Inmensas glándulas de veneno. Para los autores del estudio, la combinación de su letal veneno —el peor de todos— y apariencia —una combinación de azul eléctrico y cabeza y cola de una viva coloración roja— convierte a la serpiente coral en una de especies más impresionantes del mundo animal. Tiene además las glándulas de veneno más grandes del mundo, extendiéndose por un cuarto de su cuerpo.
Fry indicó, en declaraciones que recoge Phys.org, que si bien los filmes clásicos de Hollywood en los que una persona moría instantáneamente tras la picadura de una serpiente no se acerca a la realidad en la mayoría de los casos, existen animales como la serpiente coral que sí lo hace instantáneamente. También están los caracoles cono, capaces de hacer que los nervios de su presa se quemen instantáneamente tras una picadura. Estos animales son capaces de paralizar a un pez, tensando sus músculos en espasmos similares a los del tétano, con el fin de evitar el escape de sus presas.
Toxinas paralizadoras. Ahora se sabe que la serpiente coral hace lo mismo. De acuerdo a Fry, el veneno no mata de inmediato. Más bien, enciende todos los nervios de su presa (de movimientos rápidos) de una vez, inmovilizándola. Según el análisis químico del veneno, este contiene una toxina (calliotioxin) que ataca los canales de sodio de la presa —aquellos que encienden y apagan los nervios. El veneno de la serpiente enciende esos canales y los mantiene así, ocasionando parálisis y ‘quemando’ al sistema nervioso.
Los referidos canales de sodio, dice el trabajo, son importantes para el tratamiento del dolor en humanos, y su identificación sería útil para nuevos métodos de tratamiento del dolor para humanos.
Un especie rara. Las serpientes coral, sin embargo, se vuelven cada vez más raras. El equipo indicó que hasta un 80% de sus hábitats naturales fueron destruidos por el desarrollo humano. Dicha debacle es parte de la dramática extinción masiva de vida salvaje de los últimos tiempos: según el más reciente reporte Living Planet de la World Wildlife Fund (WWF), la población de vida salvaje en nuestro planeta se redujo en la mitad desde 1970 y esta pérdida recrudecería llegando a más de dos tercios al final de esta década.
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