La innovadora técnica propone mezclar la sangre de los pacientes con partículas de hierro magnético.
(Agencia N+1 / Hans Huerto) El tratamiento tradicional las infecciones en la sangre —a base de antibióticos— podría tener los días contados, luego de que un equipo de profesionales de la Escuela de Medicina de Harvard presentara un método eficaz para hacerlo gracias al uso de imanes. La investigación fue publicada por el Journal of Material Chemistry B.
Para ello, la innovadora técnica propone mezclar la sangre de los pacientes con partículas de hierro magnético, que se adhieren a las bacterias responsables de la infección. Con la acción magnética de los imanes, el hierro añadido puede ser extraído y posteriormente eliminado.
El envenenamiento de la sangre puede llegar a ser mortal en más del 50% de casos, pero si se trata a tiempo puede ser vencida. De ahí que los médicos, ante el menor indicio de un cuadro de esta naturaleza, prefieren iniciar prontamente la administración de antibióticos de amplio espectro, que atacan una vasta diversidad de organismos, hasta que se pueda identificar qué bacteria específicamente es la responsable de la sepsis.
Inge Herrmann y su equipo son los responsables del desarrollo del innovador método de purificación magnética de la sangre. Para ello, el fluido se mezcla con partículas de hierro recubiertas con un anticuerpo que detecta y pega a las bacterias.
No obstante, a diferencia de la terapia convencional con antibióticos de amplio espectro, estas partículas actualmente solo pueden atacar un tipo de bacteria, por lo que para que la terapia resulte eficaz, antes de administrarla se debe determinar qué bacteria está causando el envenenamiento. Aun así, este análisis puede demandar demasiado tiempo, vital en ocasiones para salvar la vida de un paciente.
Por ello precisamente un equipo de la Facultad de Medicina de Harvard, dirigido por Gerald Pier, ha desarrollado anticuerpo que se puede adherir a casi todas las bacterias responsables de una sepsis, que permitiría iniciar el tratamiento magnético oportunamente.
Aún está por probarse cómo es que el hierro de la terapia propuesta se integra con este nuevo anticuerpo con el que debería interactuar.
Otro aspecto a perfeccionar es la eficacia del recojo y eliminación del hierro añadido. Si bien los imanes pueden recogerlo en su mayoría, es crucial que no queden en la sangre partículas con bacterias pegadas, por lo cual Herrmann y su equipo proponen administrar las partículas en clusters, o aglomeraciones, más fácilmente atraídas y desplazadas con imanes.
A la luz de ello, el equipo planea iniciar en los próximos meses una serie de pruebas para someter la eficacia de la terapia a cuadros complicados como el de pacientes con enfermedades preexistentes o con órganos afectados ya por el envenenamiento.
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