El descubrimiento de un primer esqueleto completo sugiere que estos animales eran mascotas de los pastores durante su travesía.
El hallazgo de los restos bien conservados de un gato que falleció hace mil años en Kazajstán ha abierto las posibilidades de que los pastores de la Ruta de Seda mantenían este tipo de mascotas durante sus largos recorridos.
El esqueleto fue hallado casi por completo en la ciudad medieval de Dzhankent. Miembros de la comunidad científica internacional trabajaron sobre el cráneo, el cuerpo y las extremidades del animal en un estudio publicado este jueves en Scientific Reports.
De acuerdo con las investigaciones, el fémur del gato data de una fecha entre los años 775 y 940. En esta época, la región la habitaba el pueblo pastoril Oghuz, de origen turco. El lugar se encuentra en el punto crítico de la ruta comercial llamada de Ruta de la Seda que conectaba Asia y el Mediterráneo.
Hallar un gato en tan perfectas condiciones es importante ya que cambia el modo de pensar de los científicos en cuanto a la vida de estos animales en la región. Según la evidencia hasta el momento, los gatos solo estaban presente de manera sedentaria en ciudad agrícolas, pero no acompañaban a los pastores en su estilo de vida nómada.
“Para las personas que dependen en gran medida de los animales de manada para su supervivencia y se mueven por el paisaje, como los pastores, los gatos probablemente no eran todos comunes, o, de hecho, 'útiles'”, escribió Ashleigh Haruda, primer autor del nuevo estudio y científico al medio Gizmodo.
Sin embargo, la evidencia de ADN de los restos mostró que sin duda era un gato domesticado, perteneciente a la especie salvaje Felis catus L. y no estrechamente relacionado con los gatos esteparios salvajes. No se pudo determinar la edad del gato cuando murió, pero probablemente vivió más allá de su primer año de vida, aunque con muchos traumas, ya que incluso perdió sus dientes en el camino.
Este gato en particular y posiblemente otros podrían haber sido adquiridos en la Ruta de la Seda, señalando un elemento de intercambio cultural previamente desconocido entre regiones a lo largo de la red comercial. El descubrimiento también muestra que la adquisición de gatos como exóticos o mascotas ocurrió antes en las estepas de Asia Central de lo que se supone convencionalmente.
Los autores consideran este hallazgo como "evidencia de un cambio fundamental en la naturaleza de las relaciones entre humanos y animales".
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