Un grupo de científicos exploró las preferencias dietéticas de la vida marina.
(Agencia N+1/Daniel Meza). Es cierto que la contaminación marina expone a los animales de las profundidades a cantidades extremas de plásticos perturbando sus hábitats y haciéndoles todo más difícil. Pero, ¿qué los obliga a comer el propio plástico? La respuesta está en el olor que este despide bajo el agua, según un artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B.
Investigadores del Centro Científico de los Peces de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), Estados Unidos, exploraron, con el apoyo de la Universidad de California, las preferencias dietéticas de la vida marina. Los científicos expusieron anchovetas al agua marina que contenía olores de plástico. Para hacer esto, dejaron abalorios (o bolitas) plásticos en el océano por tres semanas, luego los sacudieron en muestras de agua marina, posteriormente los retiraron, dejando solo los olores químicos asociados en el agua.
Anchovetas confundidas. En el océano, el plástico se cubre rápidamente de una capa de alga que libera compuestos sulfurados. Se cree que peces como las anchovetas, que se alimentan de crustáceos marinos devoradores de alga llamados krill, usan estos compuestos para ayudarles a localizar a sus presas.
Al analizar los videos de las anchovetas, los investigadores notaron que el pez reaccionó ante las muestras de agua de los plásticos como si allí estuvieran sus presas. La decisión de usar muestras de “olor” del plástico fue para estar seguros de que el pez no reaccionara a pistas visuales, sino a pistas de olor. Los peces no respondieron a la solución de plástico limpio.
El peligro del consumo de plástico. El trabajo se suma a una investigación previa del mismo equipo, que sugería que olores sulfurados similares también confundían a los albatros, que también se alimentan de krill, alentándolos a comer plástico.
Los autores sugieren, basándose en las conclusiones de su trabajo, que los expertos pueden haber subestimado la capacidad de los animales marinos de percibir olores. Esta sería, según Chelsea Rochman, de la Universidad de Toronto, citados por NewScientist, la mejor explicación hasta el momento del altísimo consumo de plástico entre especies marinas.
La confusión dietética podría ser dañina no solo para los peces, sino también para especies en otro sector de la cadena alimenticia, incluyendo a las personas. El consumo de plástico microscópico proveniente de los peces es grande, y poco se sabe de él, según un reciente informe de la FAO. El trabajo es un paso hacia el entendimiento del comportamiento de estas especies y así poder evitarlo en el futuro.
Comparte esta noticia