El experimento buscaba demostrar que algunos insectos son capaces de completar tareas complejas, incluidas aquellas que no suelen realizar de manera natural.
(Agencia N+1 / Nikolai Vorontsov) Un equipo de investigadores de Queen Mary University of London entrenaron abejorros para resolver una tarea atípica en su especie: rodar una pelota y dirigirla hacia una meta. El artículo fue publicado en Science.
Algunos insectos son capaces de completar tareas complejas, incluidas aquellas que no suelen realizar de manera natural. Los científicos experimentan constantemente con distintas especies de insectos, entre ellas, con abejorros, para comprender los alcances de esta habilidad.
El experimento. El nuevo artículo describe una serie de experimentos con este insecto, como el entrenamiento para rodar una pelota diminuta. Los investigadores armaron una plataforma con una abertura en el centro, que es la meta en donde el abejorro debe depositar la pelota. El primer grupo de abejorros se entrenó con la ayuda de un “abejorro maniquí”, quien hizo una demostración del objetivo de la tarea. Después, una vez que la esfera caía en la abertura, los abejorros recibían una recompensa en forma de una solución de sacarosa.
Luego de que el primer grupo de abejorros fuera entrenado de manera exitosa, este fue utilizado como modelo para el segundo grupo. Pero además, los investigadores tenían listo un tercer grupo, que también partició al mismo tiempo que los dos anteriores. Mientras el segundo grupo observaba a los abejorros pre-entrenados, el tercero veía como la pelota se movía “sola” por acción de un imán escondido en la plataforma. El experimento concluyó que el mejor entrenamiento se daba en aquellos abejorros que aprendieron con el ejemplo inmediato de sus pares, más que con la observación pasiva.
Flexibilidad cognitiva. Los autores del artículo señalan que no se trata de una simple imitación ciega, sino de una flexibilidad cognitiva. En una parte del experimento, los investigadores utilizaron unas cuantas pelotas al mismo tiempo, que dejaron a distancias diferentes del agujero: las más cercanas tenían pegamento, mientras que las más lejanas estaban libres. Durante el tiempo de aprendizaje, los abejorros solo utilizaron las pelotas que estaban lejos, aunque una vez que se retiró el pegamento de las otras, los abejorros adivinaron rápidamente que es más fácil completar la tarea con las pelotas más cercanas.
Este no es el primer experimento que demuestra que los abejorros son capaces de aprender y transmitir a sus pares algún conocimiento práctico de rutina. El año pasado, algunos autores del estudio participaron de otra investigación: los abejorros fueron entrenados para jalar de unas cuerdas y obtener una recompensa. Una vez alcanzada la meta, estos pudieron compartir el nuevo conocimiento con su colonias.
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