De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160 niños tiene trastorno del espectro autista.
(Agencia N+1 / Hans Huerto). La fiebre durante el embarazo puede aumentar el riesgo de desarrollo del trastorno del espectro autista (TEA) en el niño, según un estudio realizado por científicos del Centro de Infección e Inmunidad (CII) de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, publicado en la revista Molecular Psychiatry. El riesgo de TEA se incrementó en un 34% en bebés de madres que informaron sufrir fiebres en cualquier momento durante el embarazo. La asociación se vio más pronunciada en el segundo trimestre de gestación, en que las probabilidades de este desorden aumentaron en 40%.
El riesgo de padecer TEA se incrementó en más del 300% en niños de mujeres que reportaron tres o más fiebres después de la duodécima semana de embarazo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160 niños tiene TEA, que se manifiesta desde la infancia y tiende a persistir en la adolescencia y la edad adulta. Aunque algunos pacientes con grados moderados del desorden pueden vivir independientemente, otros requieren de cuidados especiales de por vida.
El estudio. El tratamiento de su comportamiento y los programas de capacitación para padres pueden reducir las dificultades en la comunicación y el comportamiento social, aunque no existe una cura definitiva. De ahí que el diagnóstico temprano sea de vital importancia, a fin de aplicar terapias preventivas con impacto en la calidad de vida de pacientes y familias.
El reciente estudio de Columbia es el más sólido hasta la fecha en la exploración de la relación entre la fiebre de gestantes y su relación con el TEA en bebés, abordando también la eficacia de dos antipiréticos de uso común como el acetaminofeno (paracetamol) y el ibuprofeno. El riesgo de TEA fue reducido mínimamente en bebés de mujeres que tomaron acetaminofeno para bajar la fiebre en el segundo trimestre de embarazo.
Futuros avances. Los hallazgos refuerzan la hipótesis de que la fiebre y las alteraciones inmunológicas asociadas están implicadas en un subconjunto de casos de TEA. Al no haber abordado las causas microbianas de la fiebre materna y la activación inmune, el documento señala que el trabajo a futuro debe centrarse en la identificación y prevención de las infecciones prenatales y las respuestas inflamatorias que pueden contribuir a la patogénesis del TEA.
Aunque hasta hoy no existen terapias eficaces contra el autismo, una investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de California (EE.UU.) ha demostrado que un fármaco de 100 años llamado suramina puede mejorar los síntomas de TEA en niños. Según los investigadores, es la primera vez que estamos tan cerca de tener un medicamento para el autismo.
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