La película de Rómulo Sulca llega a la cartelera comercial tras un exitoso recorrido por festivales internacionales. En ella, se narra la historia de amor entre una joven pastora de los Andes y un soldado chileno, ambientada en el contexto de la Guerra del Pacífico.
Una joven encuentra el amor en los últimos años de una guerra que ya se siente lejana, pero que ha dejado heridas profundas. El problema es que se enamora del enemigo, y no será fácil para nadie aceptarlo.
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Rómulo Sulca dirige la película Érase una vez en los Andes, un título adecuado para la trágica historia de amor entre Margarita, una pastora de ovejas en las montañas de Ayacucho, y Lautaro, un soldado chileno herido en batalla que intenta volver a casa.
Inspirado en el cuento La Guerra de la cruz del sur de Alberto Chavarría, la novela Tiempos van, tiempos vienen de Miguel Garnett y las vivencias de su propia madre, Sulca ha creado una historia épica donde el amor es capaz de romper las barreras del idioma, pero no las del resentimiento.
¿De qué trata Érase una vez en los Andes?
Margarita y sus padres llevan una vida tranquila, protegidos por las enormes montañas verdes y lejos de una guerra histórica que asolaba Lima. Sin embargo, la paz se ve amenazada cuando rumores de soldados chilenos comenzaron a circular entre los pobladores, avivando el resentimiento y la desconfianza.
Escondido entre el pasto alto, Lautaro, un joven soldado chileno herido de bala, lucha por sobrevivir. La sed y la desesperación lo consumen. Al escuchar los pasos de Margarita, decide arriesgarlo todo y gritar pidiendo ayuda. A pesar de no entender sus palabras, la joven, movida por un profundo instinto de compasión, lo lleva a su hogar.
La decisión de Margarita de ocultar a un enemigo en su propia casa no fue fácil. Sus padres, temerosos de las represalias del pueblo, se oponen rotundamente. Sin embargo, ella está decidida a salvarle la vida a Lautaro, abriendo su corazón en el proceso y descubriendo nuevas emociones que ya no podrá ni querrá dejar atrás.
¿Qué destaca en Érase una vez en los Andes?
La belleza de los Andes cobra vida en la película. La fotografía es simplemente impresionante, capturando la inmensidad y la majestuosidad de los paisajes ayacuchanos. Además, la música, a cargo de Karin Zielinski, te envuelve en una atmósfera llena de misticismo y emoción mientras somos testigos del romance entre Margarita y Lautaro.
El vestuario también juega un papel fundamental. Los colores vibrantes de la ropa de Margarita no solo son hermosos, sino que también nos hablan de su evolución como personaje: desde la joven vestida de verde, con la esperanza de rescatar a un soldado herido, hasta la mujer de fucsia que vive su vida con pasión al lado de su nueva familia.
Otra elección acertada es la barrera del idioma entre Margarita y Lautaro. Esta limitación, lejos de ser un obstáculo, enriquece la historia y nos plantea las distancias entre sus realidades. Sus miradas, sus gestos, sus caricias... todo suma para construir poco a poco la relación entre ellos.
En cuanto a las actuaciones, Maribel Baldeón es muy natural al interpretar a Margarita, pero Juan Cano, el actor chileno que da vida a Lautaro, es conmovedor. A través de su rostro, vemos a un soldado herido física y emocionalmente por una guerra que parece no dejar vencedores, solo víctimas.
¿Qué podría mejorar en Érase una vez en los Andes?
Aunque la trama principal es sólida, las subtramas podrían haber sido desarrolladas con mayor profundidad. Nos enteramos, por ejemplo, de un vecino de Margarita que la quiere como esposa, pero no conocemos sus motivaciones. Del mismo modo, otra vecina vive pendiente de cualquier amenaza y es quien, en última instancia, convierte esta historia en tragedia, pero no conocemos los orígenes de su rencor.
Las tomas prolongadas de las montañas, aunque visualmente poderosas y simbólicas, a veces se sienten redundantes. Si bien capturan la majestuosidad de la naturaleza que protege a sus habitantes de los horrores de la guerra, y el "respeto" con el que hay que ingresar a los Andes, algunas podrían haberse editado para evitar que el ritmo de la película se vuelva lento.
Además, la relación entre Margarita y Lautaro, aunque conmovedora, podría haberse desarrollado de manera más explícita. No queda claro el momento exacto en que nació el amor entre ambos ni cuándo se consumó. Al respecto, Sulca explica que inicialmente tenía planeada una escena íntima en una laguna, pero decidió eliminarla debido a que Maribel Baldeón era menor de edad durante las grabaciones.
Entonces, ¿vale la pena ver Érase una vez en los Andes?
La película de Rómulo Sulca ofrece una mirada regional al clásico romance trágico de Romeo y Julieta, transportándonos a los majestuosos paisajes de Ayacucho. Aunque sigue los códigos tradicionales del género, destaca por su capacidad para retratar tanto la belleza como la dureza de la vida en los Andes, dejando una ventana abierta a la esperanza de romper el ciclo de violencia y una invitación a soñar con un mundo libre de odio.
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