
La presentación del quinteto, más que un concierto, fue una clase magistral de integración cultural, demostrando que las fronteras se disuelven en el aire cuando la música es la que habla. Liderado por el virtuoso Huu Bac Quach, el quinteto es el reflejo de su propia biografía. Nacido en Vietnam de padres con ascendencia china y criado en Canadá desde los dos años, Huu Bac encarna el concepto del músico global. Su formación en guitarra de jazz en la prestigiosa Universidad McGill de Montreal le otorgó la estructura armónica de occidente, pero su alma siempre permaneció conectada a los sonidos de su herencia. Esta dualidad lo llevó a dominar instrumentos tan únicos y evocadores como el dan bau (monocordio vietnamita) y el erhu (violín chino), convirtiéndolos en las voces protagonistas de su propuesta musical. El quinteto, completado por destacados músicos de la escena de jazz de Montreal, teje con maestría estos hilos sonoros, creando una alfombra musical donde la improvisación del jazz dialoga con melodías pentatónicas de Asia.
El aporte del ensamble a la música mundial radica precisamente en esa capacidad de forjar un nuevo dialecto. En sus composiciones, el lamento melancólico del erhu puede encontrarse cabalgando sobre una línea de bajo de jazz, mientras una guitarra teje armonías complejas que arropan el sonido etéreo del dan bau. El resultado es un sonido orgánico y contemporáneo que desafía cualquier categorización simple. No es jazz oriental ni música tradicional fusionada; es un lenguaje propio, un testimonio del sincretismo posible en el siglo XXI.
La relación de Huu Bac con el Perú no es casual ni reciente, y tiene un nombre propio: Lucho Quequezana. El reconocido multiinstrumentista y compositor peruano fue una figura clave en el viaje artístico de Bac. En 2006, Quequezana lo invitó a ser parte de su visionario proyecto "Sonidos Vivos", una residencia artística que buscaba poner en diálogo a músicos del mundo con las tradiciones sonoras del Perú. Fue durante esa inmersión profunda que Huu Bac descubrió la riqueza de la música andina y afroperuana. Quedó cautivado por la complejidad rítmica del festejo y la dulce melancolía de la quena. "Primero me llamó la atención el charango, porque yo toco cuerda, y después la quena. Nunca me había fijado en los instrumentos de viento hasta que escuché a Lucho tocar", ha confesado Huu Bac en entrevistas.
Ese encuentro transformador sembró una semilla que germinó en su música, incorporando la quena y ritmos peruanos a su ya diverso repertorio. Por ello, la noche en el Teatro Segura fue también un reencuentro. La presencia de Lucho Quequezana como invitado especial, junto a otros maestros peruanos como Checho Cuadros, no fue un mero añadido al cartel, sino el cierre de un círculo virtuoso. Ver a ambos músicos compartir escenario en Lima, casi dos décadas después de su primer encuentro, fue presenciar la culminación de un diálogo cultural fructífero. El sonido de la quena de Quequezana entrelazándose con el erhu de Bac no fue una colaboración, fue una celebración de la amistad y del respeto mutuo entre tradiciones. El concierto del Huu Bac Quintet en Lima pasará a la memoria como mucho más que una fecha en la agenda cultural. Fue una demostración palpable de que la música es el terreno más fértil para la empatía y el entendimiento. En un mundo que a menudo insiste en levantar muros, la propuesta de Huu Bac y sus invitados especiales es un recordatorio elocuente de la belleza que surge cuando, en lugar de muros, se construyen puentes sonoros.
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