Si bien el neurólogo, psiquiatra, filósofo y judío practicante, Viktor Frankl, mostraba la eficacia de la Logoterapia —cuya perspectiva se encuentra dentro de la corriente humanista— desde la ciencia, le dio gran importancia a la parte espiritual de toda persona, sea creyente o no, pues para él, la parte espiritual de la persona no enferma.
“Enferma la psique, las emociones, el corazón o el cuerpo. El espíritu es dado por Dios, es perfecto y no se puede enfermar, decía Frankl. Lo interesante de este enfoque psicológico es que toma en cuenta la parte sana de la persona que es lo espiritual”, así lo señala Verónica Neuenschwander, psicóloga, coach y acompañante con enfoque en Logoterapia.
Según Frankl, la persona no creyente, también tiene espíritu. Este se manifiesta en sus ganas de dejar huella, en esa necesidad de amar a los otros y de no quedarse en uno mismo, sino hacer algo más. “Esa necesidad de pertenencia, de trascender y de dejar huella es lo espiritual, y no solo lo mental, emocional ni físico”, comenta Neuenschwander.
Sin embargo, Frankl percibió la neurosis noógena que es, en términos de la perspectiva de la Logoterapia, una enfermedad el espíritu de nuestro tiempo también entendida como un vacío existencial. El fundador de la Logoterapia señalaba que los psiquiatras equivocadamente habían reemplazado a los sacerdotes.
“Los psiquiatras tratan como motivo de consulta temas existenciales, más que conflictos emocionales o síntomas patológicos”, señalaba Frankl en su libro El hombre en busca de sentido. En este sentido, Neuenschwander, quien realiza una especialización en análisis existencial y Logoterapia, comenta que “Frankl enfatizaba el rol de cada profesional buscando no invadir el trabajo del otro”.
“La labor del sacerdote se enfoca en dar un acompañamiento espiritual, a través de los sacramentos, la lectura de la biblia y el diálogo en esa línea. Mientras que el psiquiatra tiene que complementar la labor del sacerdote dando medicinas para que la persona pueda bajar sus niveles de ansiedad, recuperar el nivel de concentración o estar un poco más alegre”, explicó la especialista.
Para Neuenschwander, los psiquiatras tienen que saber más de temas espirituales y no solo de lo médico. “Muchas personas van al psiquiatra porque están ansiosos o depresivos, pero lo que tienen es un vacío existencial. Puede haber una persona que funcione a medias, es decir, que trabaja, tiene una familia o buenos resultados en los estudios, pero necesita que su vida cambie y tenga sentido, y no solo requiere de pastillas”, acotó.
Frankl se ha referido en repetidas ocasiones en su libro, en el que también cita al filósofo Nietzsche, a la tensión necesaria para ser mejor persona y que el autor la relaciona con la parte espiritual. “La tensión a la que se refiere Frankl no es la que nosotros entendemos como el estar tenso o ansioso”, señala Neuenschwander.
Para la psicóloga y coach, se trata de “una tensión hacia arriba, que me jala a ser mejor profesional, a ser mejor esposa, mejor mamá, mejor hermana. Quien no vive en tensión se hace daño, es algo mediocre. Esa tensión es necesaria para ser mejor persona. Es como no querer crecer o no querer ser lo que estás llamado a ser”.
En el artículo anterior señalaba que la libertad en la Logoterapia juega un papel muy importante. “Una persona libre puede avanzar más allá de las circunstancias que le han dado cierta forma y características. Pero dependerá de uno y de lo que cada ser humano quiera avanzar en la vida”, explica Neuenschwander.
Como decía Frankl, nadie está determinado por lo externo ni por sus circunstancias por más duras que sean. “El ser humano es capaz de salir adelante, porque es libre y porque tiene esa dimensión espiritual que no está condicionada por nada”, concluye la especialista en análisis existencial y Logoterapia.
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