RPP Noticias conversó con el escritor chileno sobre la generación post-boom, su fascinación por Iquitos y sobre las cifras del Ministerio de Cultura sobre la lectura en el país.
Encontré a Alberto Fuguet mientras esperaba entrar a la cabina de RPP Noticias y conversaba con la representante de su editorial en el Perú con tanta naturalidad que dudé en interrumpirlo. Había que hacerlo. Había que conversar con una de las principales voces de la literatura latinoamericana (aunque él rechace el término) del último par de décadas, miembro de la cariñosamente ‘parricida’ generación del ‘post-boom’. Durante la conversación, compartí con él una estadística que se negó a creer: que el peruano lee en promedio menos de un libro al año.
"NO HABRÁ OTRO BOOM LATINOAMERICANO"
Surgiste como parte de la generación post-boom, la del llamado ‘McCondo’, que buscó distanciarse de su predecesores del ‘boom’ latinoamericano, García Márquez, Vargas Llosa, Carlos Fuentes. Esto fue a fines de los ochentas e inicios de los noventas, han pasado un par de décadas. ¿Cómo ves en perspectiva ese movimiento post-boom?
Yo creo que ganamos. Hay un montón de escritores, algunos desaparecidos, algunos que se mantuvieron. Existe no sé ni un movimiento, no sé si un grupo, pero claramente hay un montón de escritores que no son parte del boom. No es que el único escritor que esté publicando es Vargas Llosa. Me parece que como yo insinué en su momento, quizás un poco atrevidamente, que ya no hay nadie que escriba realismo mágico, excepto Isabel Allende. Todo el mundo está más conectado a la cultura pop, más a lo urbano que a lo rural. El concepto de rural es muy difícil de conjugar, ¿qué significa realmente? Con RPP, con los videojuegos, hay otro tipo de ruralidad.
En el Perú pasa con el fenómeno de la migración. La gente que llega de los espacios rurales a Lima adapta y mezcla su cultura.
O viceversa, yo he estado en Iquitos y no es el Macondo de García Márquez.
¿Qué tendría que pasar, a nivel de crítica literaria o quizás de un ‘complot’ editorial, para que haya un nuevo ‘boom’ literario en Latinoamérica? Quizás ya no pensándolo como en la época de Vargas Llosa y García Márquez.
Nunca hay que pensar en recrear las cosas. Mi impresión es que quizás ya hay un boom y no nos hemos dado cuenta. Me parece que es un problema ponerle un apellido y cómo se rotula. Hay un boom de wattpad, de sagas juveniles. Creo que nunca ha habido chicos, que ni siquiera son millenials, ya no sé cómo se llaman, que uno podría pensar que no verían nunca leer, que están súper conectados a las redes sociales, pero que tienen un lazo con el papel, un lazo con la historia. Todavía es muy pronto para saberlo. Yo soy muy optimista y me doy cuenta con los lectores nuevos míos, que incluso no tienen apellidos hispanos, que dividir la literatura solo en hispana o por país, es muy del siglo XX.
Hoy venía en el taxi con un profesor que me decía si vale la pena seguir con la idea de rock peruano, rock argentino, porque hay países que no tienen rock y eso no los hace peores o mejores. Es mejor hablar de rock progresivo, de jazz, de rock metal. No hay que poner un ‘apellido’ continental, regional o cultural. Mi impresión es que un boom, como se llama al boom latinoamericano, es que ya no a va pasar y quizás en buena hora. Me parece que ahora viene más la literatura de nicho. Yo siento que soy alguien que estoy en diversos nichos, me gusta escribir sobre cine, por ejemplo, y a la gente que le gusta leer sobre cine trasciende edades, idiomas y países.
"ME NIEGO A CREERLO"
Hace poco, en el Perú, el Ministerio de Cultura dio cifras sobre la lectura en el país y dijeron que el peruano lee en promedio menos de un libro al año.
Me niego a creerlo. A lo mejor estadísticamente, si uno suma cantidades, en promedio, pero mi impresión es que hay un montón de gente que no lee y que su vida es más triste por ello, menos creativa por ello, pero no por ello es gente de segunda clase. Es como lástima. Es como gente que no come pollo a la brasa: se está perdiendo algo, pero no es obligación que lo haga. En cambio, sí creo que hay mucha gente que está escondida, que no tiene espesor cultural, que estéticamente no parecen profesores, gente que anda en la calle. Hay lectores que están escondidos.
¿Quizás es un problema de accesibilidad a los libros?
Yo creo que no tanto, más allá de que los libros puedan ser caros o no, las bibliotecas funcionan. Los chicos, los que yo llamo los “chicos Netflix”, saben dónde encontrar los libros. Hay libros que están pirateados, en PDF. Yo prefiero mil veces que me compren el libro en papel, pero si alguien quiere leerme vía electrónica, sea pagado o no, también me parece válido. Me interesa que la gente lea y que haya una conversación, al final uno escribe para iniciar un diálogo.
Por eso me niego a creer en esas cifras, me parece que es casi sensacionalista. Me parece que hay mucha gente ‘bacana’ e inteligente circulando. Probablemente no es gente que la cultura mire, son emos, son punks, chicos con barba, mujeres en sus casas. Ya quienes leen no son los estudiantes intelectuales. Creo que hay mucha gente que lee y que no pertenece a la élite intelectual.
EL ESCRITOR EN EL ORIENTE
Entiendo que tenías planeado filmar una película, Sudor, en Iquitos…
Sí, pasó hace mucho tiempo. Fue un proyecto frustrado, que no resultó y fue una súper buena lección. Lo bueno es que aprendí y pude conocer Iquitos, pero no resultó. Al final yo no soy de Iquitos y es muy difícil hacer una película sobre un lugar ajeno. Lo bueno es que saqué el título para la novela nueva (Sudor, 2016).
¿Por qué la fascinación por Iquitos, qué te atrajo de esa zona de la Selva?
Me llaman la atención los lugares fronterizos, los lugares raros, perdidos, que supuestamente no existen o que existen en el imaginario, tienen una cosa como de mito. Y después porque me invitaron. A uno le puede interesar Islandia, pero si nunca te invitan uno nunca va. En este caso se conjugaron ambas cosas.
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