Alonso Cueto ha escrito el ensayo literario Palabras en el mundo, donde abarca datos biográficos del nobel peruano y recorre los grandes temas que aborda su obra. En diálogo con RPP, señaló el vínculo que existe entre esa producción literaria y su padre autoritario.
El escritor Alonso Cueto, quien recientemente ha escrito el libro Palabras en el mundo, una obra que rinde tributo a Mario Vargas Llosa, indicó en RPP que la producción literaria del escritor arequipeño, quien este viernes cumple 89 años, podría definirse como una "épica del transgresor".
Según Cueto, esta característica se habría desprendido de la difícil relación que vivió Vargas Llosa con su padre durante parte de la niñez y la adolescencia, y habría terminado de tomar forma con el estreno de La huida del inca, su debut como director teatral, estrenada en el teatro Variedades de Piura, cuando apenas tenía 16 años y cursaba el quinto de secundaria.
“Si no hubiera sido por este hecho que ocurre en el teatro Variedades de Piura, Mario Vargas Llosa no hubiera sido escritor. Él, en ese instante, descubre de manera traumática la gran escisión que hay entre el mundo de la ficción, el paraíso […] hecho por la armonía, la unión familiar, los vínculos entre parientes y amigos, entre ese mundo ideal y la realidad brutal de un señor [su padre] que se lo lleva, lo mete en un auto, se van a Chiclayo […] y, desde entonces, le hace la vida imposible, sometiéndolo a una serie de reglamentos, normas e imposiciones", sostuvo Cueto.
"Esto es un golpe tan duro que creo que lo marca definitivamente porque lo hace abrazar la ficción, la literatura, el arte como el único refugio en el cual su padre no puede entrar. Su padre puede hacerle lo que quiera en el mundo real, pero en las novelas que lee, ahí no puede entrar su papá porque ese es un mundo propio. Ese es el lujo de la ficción", agregó.
El autor de La hora azul destacó que Vargas Llosa "responde a su padre, primero confrontándolo, y después evadiéndolo".
"Se enfrenta a él y le dice a su mamá ‘tenemos que irnos’, pero también se refugia en este mundo. Eso, creo yo, marca su vida de escritor, marca los temas de sus novelas, [que] están llenas de dictadores, de personajes opresivos, de personajes que marcan una norma, una ley absurda, y están llenas de rebeldes […] Su obra podría ser definida como el elogio, como una épica del transgresor, una épica del rebelde, del tipo que no acepta la realidad tal como se la imponen, que es algo que ocurrió con él cuando conoce a su padre", aseveró.
MVLL "es un estilista, en sus novelas hay una música también"
En otro momento, Cueto habló sobre el último libro de Mario Vargas Llosa, Le dedico mi silencio, el cual sería su último trabajo de ficción. Sobre esa novela, destacó lo que sería una "reconciliación" con el vals peruano, al cual el nobel se refirió anteriormente en Conversación en La Catedral, cuando el personaje Zavalita señala "lo huevones" que le parecen los valses criollos.
"La idea del último libro es que el arte popular, la música popular, en este caso el vals criollo, puede ser un espacio de reencuentro, de redención, de reconciliación de diferentes clases sociales, de diferentes razas, de personas de diferentes partes del Perú, ahí se pueden encontrar, pueden comunicarse, pueden integrarse, y esto es algo que cree firmemente el protagonista, y que se traduce también en la idea de que la huachafería que hay en el vals criollo es una de las grandes contribuciones del Perú a la cultura universal. El barroquismo, el exceso, digamos, lo cursi del mundo de la huachafería, ese exceso de sentimentalismo, eso es lo que esos valses pueden hacer que las personas de distintas partes del Perú puedan reencontrarse", explicó.
"Esa novela, que es la última de las que ha escrito, es un canto de esperanza, porque al final Azpilcueta, en la última escena cuando está en la Tiendecita Blanca con Cecilia Barraza, ya no cree tanto en esa utopía, pero tampoco ha renunciado a ella, cree que es posible todavía. Esto, a mí, me parece una linda manera de finalizar ese interesante libro", señaló.
En esa línea, el autor de La pasajera resaltó que "la literatura y la música están unidas" y que el nobel peruano "es un estilista", ya que "en sus novelas hay una música también". "Así que la pasión por la música es algo que define también su estilo y su manera de contar", recalcó.
Finalmente, Cueto consideró que está pendiente encontrar una palabra que sintetizara toda la "gratitud, cariño y admiración" de los lectores de Vargas Llosa hacia este.
"Anoche decíamos que si hubiera una palabra que expresara a la vez gratitud, cariño y admiración, que integrara estas experiencias tan fuertes que tenemos hacia él por habernos dado tantas vidas, tantas palabras, tantos personajes inolvidables, esa palabra es la que tendríamos que buscar para decírsela. Muchos peruanos y personas de otros países cuyas vidas han sido transformadas por estos libros", culminó.
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