La civilización caralina perduró más de mil años y sobre su fin se han formulado diversas hipótesis, la más aceptada habla de una sequía.
La civilización de Caral en el Perú prehispánico, con antigüedad de 5.000 años, dejó al mundo el legado de una sociedad armónica no orientada ni al individualismo ni a la guerra, sostiene la arqueóloga peruana Ruth Shady.
La especialista, responsable de las investigaciones en Caral, ubicada a unos 200 kilómetros de Lima y que se desarrolló unos 3.000 años antes de Cristo, indicó en una entrevista a Efe que esa cultura dejó importantes enseñanzas hasta nuestros días.
Indicó que el Estado se encargaba de resolver los problemas como la administración del agua o el comercio para facilitar los vínculos entre las comunidades, que tenían sus propias autoridades civiles.
"En Caral hubo un Estado teocrático, pero la organización de la sociedad civil se desarrolló en paralelo, y el Estado no tuvo una hegemonía sobre la sociedad sino que se coordinaba con las autoridades civiles", explicó la especialista.
Shady explicó que en Caral se desarrollaron la ingeniería, arquitectura y astronomía, la previsión del tiempo y los cambios climáticos, la industria textil del algodón, la pesca y el comercio, "y fue una sociedad que no estuvo dirigida al individualismo ni a la conquista".
"No encontramos armas, ni indicios de una orientación hacia la guerra; por este motivo la metalurgia no se desarrolló como en el viejo mundo", señaló.
Explicó que las construcciones piramidales de Caral son similares a las mesoamericanas, que cumplían propósitos políticos, sociales, religiosos y astronómicos, a diferencia de las egipcias que se construyeron en la misma época como mausoleos para gobernantes.
"Caral es la civilización más antigua de América y nos permite compararnos con el viejo mundo, en qué nos parecemos y nos diferenciamos, ya que estas sociedades se desarrollaron en aislamiento", afirmó la arqueóloga.
Explicó que esta ciudad fue un asentamiento muy ordenado, planificado centralmente, con edificios públicos piramidales, en donde estaban reguladas las expresiones sociales y en la que muchas personas se dedican al desarrollo de la ciencia y la tecnología para mejorar la vida de las poblaciones.
Indicó que una de las principales aportaciones fue el desarrollo de la tecnología de la construcción antisísmica, lo cual sorprende actualmente y llama la atención de especialistas que estudian la aplicación de las mismas técnicas que usaron los caralinos.
En Caral, declarada en 2009 patrimonio mundial por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), hay 32 pirámides truncas de diferentes dimensiones que, según los expertos, pueden resistir sismos de hasta 7,5 grados.
Shady indicó que en Caral no se desarrolló ni la metalurgia ni la cerámica, aunque hubo grandes avances en agricultura y se desarrollaron diversos tipos de algodón de colores, variedades únicas en el mundo que fueron utilizadas en la fabricación de redes de pesca.
Comentó que el idioma de Caral fue el quechua, una lengua que perduró y fue ampliamente difundida más de 4.000 años hasta el imperio inca.
"Caral fue una civilización que impactó en los procesos culturales del mundo andino y hay elementos culturales que han perdurado a través de los milenios", abundó.
Los caralinos, afirmó, inventaron el quipu, un sistema de escritura que se mantuvo hasta la época inca y que consiste en codificaciones muy especiales a través de cuerdas y nudos de uno o varios colores.
Recordó que en la cultura de Caral también utilizó el maíz, que apareció en el último periodo, aunque no fue un producto fundamental en la alimentación, sino más bien se utilizó con fines ceremoniales.
Preciso que la principal actividad para la alimentación fue el cultivo de tubérculos como la papa, de la cual se desarrollaron más de 4.000 variedades que han contribuido a mitigar el hambre en la historia mundial.
EFE
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