La obra, que supuso la tercera "aventura teatral" de Vargas Llosa como actor, inauguró los Veranos de la Villa de Madrid y pasó después por Sevilla y Santa Cruz.
No existe en la historia de la literatura
una parábola más sencilla y luminosa que la de Sherezada y Sahrigar
para explicar la razón de ser de la ficción en la vida de los seres
humanos, afirma Mario Vargas Llosa en el prólogo de su adaptación,
"muy libre" y "minimalista", de "Las mil noches y una noche".
Una versión que llega ahora a las librerías y que el escritor fue puliendo con los "cambios" y "correcciones" que hizo en el texto durante los ensayos y a lo largo de las siete representaciones de la obra que hicieron Vargas Llosa y la actriz Aitana Sánchez Gijón en España en julio pasado, bajo la dirección de Juan Ollé.
La obra, que supuso la tercera "aventura teatral" de Vargas Llosa como actor, inauguró los Veranos de la Villa de Madrid y pasó después por Sevilla y Santa Cruz de Tenerife.
A Sánchez Gijón y a Ollé, a quien dedica este libro "por aquello del ménage à trois", agradece el escritor peruano "sugerencias e ideas que corrigieron muchas imperfecciones" de su texto original.
Fue también con ellos con quien subió a las tablas y supero su miedo escénico para interpretar "La verdad de las mentiras", en 2005, y "Odiseo y Penélope", en 2006.
Para escribir su versión de "Las mil noches y una noche" (título original del gran clásico de la literatura), Vargas Llosa consultó distintas traducciones de este compendio de "multitud de historias, orales y escritas, de origen principalmente persa, indio y árabe".
Pero también de otras culturas menos extendidas, algunas antiquísimas, procedentes las más viejas de los siglos IX y X, y, "sobre todo, del siglo XIII, que, a partir del siglo XVIII fueron recopiladas y vertidas al francés, al inglés y al alemán".
Ese clásico que, según asegura, encarna como ningún otro "la función tan humanizadora y civilizadora que tiene la ficción", tiene además la particularidad de que sus traducciones se multiplicaron en todas las lenguas hasta "el extremo de competir con la Biblia y Shakespeare en ser el libro más divulgado, adaptado, traducido, vestido y desvestido de la historia".
"Lo característico de estas traducciones es que prácticamente ninguna es idéntica a la otra" y, puesto que "la buena literatura es como la vida, nunca se está quieta", la versión de Vargas Llosa es "una adaptación minimalista para el teatro".
Su obra consta solo de dos intérpretes pero de muchos personajes, de manera que los actores encarnan sus propios roles y a su vez se metamorfosean en el rey Sahrigar y Sherezada y en los protagonistas de las historias que ella le cuenta él para eludir la muerte.
Para su versión de "Las mil noches y una noche", el escritor respeta "vagamente la estructura primigenia de algunos relatos", entre los que no figura "ninguno de los más conocidos" y "recrea sus contenido", añadiendo o recortando, "desde lo que podría llamarse (apunta) una sensibilidad moderna".
El objetivo principal de esta adaptación es un homenaje al cuento, esa tradición tan antigua como el lenguaje que "hizo nacer en la especie la idea de inventar historias y contarlas" y "les regaló momentos de suprema felicidad".
"Eso es también la literatura: un permanente desagravio contra los infortunios y frustraciones de la vida", subraya el autor de "Conversación en La Catedral", "Pantaleón y las visitadoras" y "Lituma en los Andes", entre otras.
La obra de Vargas Llosa es una nueva visión del libro más popular de la literatura oriental, más conocido como "Las mil y una noches", una recopilación de cuentos árabes en los que, originalmente, no aparecían Simbad el Marino, Aladino o Ali Babá y los 40 ladrones.
EFE
Una versión que llega ahora a las librerías y que el escritor fue puliendo con los "cambios" y "correcciones" que hizo en el texto durante los ensayos y a lo largo de las siete representaciones de la obra que hicieron Vargas Llosa y la actriz Aitana Sánchez Gijón en España en julio pasado, bajo la dirección de Juan Ollé.
La obra, que supuso la tercera "aventura teatral" de Vargas Llosa como actor, inauguró los Veranos de la Villa de Madrid y pasó después por Sevilla y Santa Cruz de Tenerife.
A Sánchez Gijón y a Ollé, a quien dedica este libro "por aquello del ménage à trois", agradece el escritor peruano "sugerencias e ideas que corrigieron muchas imperfecciones" de su texto original.
Fue también con ellos con quien subió a las tablas y supero su miedo escénico para interpretar "La verdad de las mentiras", en 2005, y "Odiseo y Penélope", en 2006.
Para escribir su versión de "Las mil noches y una noche" (título original del gran clásico de la literatura), Vargas Llosa consultó distintas traducciones de este compendio de "multitud de historias, orales y escritas, de origen principalmente persa, indio y árabe".
Pero también de otras culturas menos extendidas, algunas antiquísimas, procedentes las más viejas de los siglos IX y X, y, "sobre todo, del siglo XIII, que, a partir del siglo XVIII fueron recopiladas y vertidas al francés, al inglés y al alemán".
Ese clásico que, según asegura, encarna como ningún otro "la función tan humanizadora y civilizadora que tiene la ficción", tiene además la particularidad de que sus traducciones se multiplicaron en todas las lenguas hasta "el extremo de competir con la Biblia y Shakespeare en ser el libro más divulgado, adaptado, traducido, vestido y desvestido de la historia".
"Lo característico de estas traducciones es que prácticamente ninguna es idéntica a la otra" y, puesto que "la buena literatura es como la vida, nunca se está quieta", la versión de Vargas Llosa es "una adaptación minimalista para el teatro".
Su obra consta solo de dos intérpretes pero de muchos personajes, de manera que los actores encarnan sus propios roles y a su vez se metamorfosean en el rey Sahrigar y Sherezada y en los protagonistas de las historias que ella le cuenta él para eludir la muerte.
Para su versión de "Las mil noches y una noche", el escritor respeta "vagamente la estructura primigenia de algunos relatos", entre los que no figura "ninguno de los más conocidos" y "recrea sus contenido", añadiendo o recortando, "desde lo que podría llamarse (apunta) una sensibilidad moderna".
El objetivo principal de esta adaptación es un homenaje al cuento, esa tradición tan antigua como el lenguaje que "hizo nacer en la especie la idea de inventar historias y contarlas" y "les regaló momentos de suprema felicidad".
"Eso es también la literatura: un permanente desagravio contra los infortunios y frustraciones de la vida", subraya el autor de "Conversación en La Catedral", "Pantaleón y las visitadoras" y "Lituma en los Andes", entre otras.
La obra de Vargas Llosa es una nueva visión del libro más popular de la literatura oriental, más conocido como "Las mil y una noches", una recopilación de cuentos árabes en los que, originalmente, no aparecían Simbad el Marino, Aladino o Ali Babá y los 40 ladrones.
EFE
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