El doctor Max Hernández analiza aspectos desconocidos del autor de "Los comentarios reales" y "La florida del Inca".
Hijo de dos culturas, y heredero de grandes tradiciones, el Inca Garcilaso de la Vega siempre estuvo ligado a su lengua como idioma y como órgano. Un hombre de dos mundos desde el primer momento.
El psicoanalista Max Hernández analiza al Inca Garcilaso de la Vega, ejemplo del mestizaje en la época de la colonia española, que se reflejó en sus obras “Comentarios reales” y “La florida del Inca”.
“Ni la madre del Inca hablaba castellano, ni el padre del Inca hablaba quechua. De tal manera que el encuentro transitó sin palabras. Tal vez hubo amor, no lo sabemos, pero sabemos que hubo deseo de parte del hombre, aunque no sabemos si ella tuvo el mismo deseo”, señaló Hernández en el programa Letras en el tiempo de RPP Noticias.
“La escritura le sirvió de lienzo en el cual dibujó los trazos de la evolución de un conflicto que en su vida fue muy fuerte”, agregó Hernández sobre la compleja dualidad de este gran personaje de la historia del Perú.
Garcilaso es hijo de la pérdida. Un hombre que perteneció a dos mundos que acabaron prontamente, tal como lo fue José María Arguedas, que este año celebraría 100 años de su natalicio.
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