La obra se ha convertido en un auténtico fenómeno editorial, con 265 traducciones, 1.300 ediciones y 145 millones de ejemplares vendidos.
"El Principito", la obra universal del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry, con la que pretendió remover las conciencias, cumple 70 años de su primera edición con nuevas versiones y obras que la completan.
Citas como "todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan" o "las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones", alentaron a sus lectores a recuperar al niño que alguna vez encarnaron.
La primera edición de "El Principito", aquel héroe intemporal que invitaba a tomarse el tiempo necesario antes de decidir, apareció el 6 de abril de 1943 en Estados Unidos (publicada por Reynal & Hitchcock Editions).
Pese a publicarse simultáneamente en francés e inglés, Ediciones Gallimard no decidió presentarlo en Francia hasta 1946, después de la Segunda Guerra Mundial.
Se publicó también tras la muerte de Saint-Exupéry (nacido en Lyon en 1900), aficionado a la aeronáutica y desaparecido en 1944 a bordo de un avión en dirección a Córcega y cuyos restos nunca se encontraron.
Sin embargo, algunos años antes, tras el armisticio de 1940 entre el Tercer Reich alemán y el Gobierno francés del mariscal Pétain, el escritor lionés resolvió exiliarse a los Estados Unidos.
Es, precisamente, en las inmediaciones de una casa solariega de Long Island, donde el niño que habita el asteroide B 612 junto con una rosa orgullosa empieza a tomar forma.
El propio Saint-Exupéry asumirá también el rol de dibujante y a partir de un garabato sobre la tela de un mantel, imaginará, a acuarela, las siluetas del pequeño, la serpiente que se ha tragado un elefante o el cordero tan difícil de representar fuera de su caja.
"El Principito" encierra un firme mensaje humanista y se ha convertido en una apología sobre la importancia de cuestionar, el rechazo a la injusticia, la aceptación del otro por quien es y no por aquello que representa o la búsqueda continua del contacto con la naturaleza, según recuerda la editorial Gallimard.
El setenta aniversario de la edición del cuento permite también recordar el principal encargo que hizo Antoine de Saint-Exupéry a sus lectores: evocar la felicidad de los niños con el descubrimiento del mundo.
EFE
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