La principal novedad estará la participación de nueve etnias amazónicas, que por primera vez mostrarán su arte ancestral en la Sala Nasca del Ministerio de Cultura, en Lima.
La feria Ruraq Maki, ‘Hecho a mano’ en quechua, que se inauguró en Lima y reúne la creación popular de 58 colectivos de artesanos procedentes de 17 regiones, unifica las diferentes manifestaciones culturales que se dan en la costa, en los Andes y en la Amazonía peruana.
La principal novedad de la novena edición de la muestra será la participación de nueve etnias amazónicas procedentes de la región de Loreto, que por primera vez mostrarán su arte ancestral en Lima, afirmó la directora de Patrimonio Inmaterial Contemporáneo del Ministerio de Cultura peruano, Soledad Mujica.
Entre sus piezas, que estarán expuestas hasta el 29 de julio, destacan sus centilleros, "candelabros muy grandes de siete velas, con imágenes religiosas y gran contenido simbólico, que las mujeres de la ciudad de Luya, en la provincia de Chachapoyas, sujetan con todas sus velas prendidas por la calle durante las procesiones".
"Luego los centilleros se heredan entre madres e hijas", añadió Soledad Mujica, quien calificó el arte amazónico "como muy variado e interesante" ya que también presentan prendas textiles teñidas con tintes y tierras naturales, arte plumario, adornos, collares, cerámicas y cestería.
Sin embargo, también están presentes las tradiciones textiles de la costa y la sierra, como las coloridas alfombras de Piscobamba, en la región de Áncash, los tejidos de lana de Cutervo, en Cajamarca, y los mates de Moche de la región de La Libertad.
Otros expositores exhiben orfebrería de plata, figuras forjadas en hojalata, esculturas talladas en madera o en piedra, juguetes, muñecas de tela, tejidos en paja de toquilla y todas las formas de cerámica que se practica en Perú.
Entre las figuras de arcilla de la sierra peruana se encuentran los silbatos de la ceramista Rosalía Tíneo, que junto a su hijo Lucio prosigue esta tradición familiar y utiliza su arte para no olvidar el pasado reciente de Perú, ya que su región, Ayacucho, fue la más castigada durante la época de actividad de Sendero Luminoso.
Así, una de sus figuras muestra una madre que sostiene el cuerpo desmembrado de su hijo y otra representa a una madre que intenta evitar que un policía encapuchado se lleve a su hijo para golpearlo, quien aparece semidesnudo, con los ojos vendados, y el cañón de la pistola del policía en su sien.
Del centro de Perú destaca además la imaginería de vírgenes y cristos caracterizados por su variado cromatismo, sinónimo de la alegría festiva con la que allí se vive la Semana Santa.
Para demostrar que el arte también es comestible se puede adquirir la panadería de las comunidades circundantes al valle del Colca, en la región de Arequipa, donde las guaguas de pan representan las figuras funerarias que antes de la colonización se paseaban por las calles en noviembre para honrar a los antepasados.
La directora de patrimonio inmaterial contemporáneo aseguró que el público de esta feria crece en cada una de sus dos ediciones anuales y atrae desde coleccionistas a exportadores, "pero también al público peruano que cada vez se interesa más por el arte regional de su país".
EFE
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