El Royal Ballet de Londres ya está en La Habana para presentar la próxima semana sus primeras funciones en Cuba.
El Royal Ballet de Londres ya está en La Habana para presentar la próxima semana sus primeras funciones en Cuba, un acontecimiento "excepcional" que en los últimos meses ha movilizado a los miembros de la compañía inglesa y a las autoridades culturales de la isla.
La compañía que dirige Mónica Mason actuará desde el martes ante el público cubano con un programa que incluye algunos de sus clásicos, como "Manon" y "Un mes en el campo", y un homenaje a la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso.
"Mis compañeros tienen una curiosidad muy grande, aunque no entienden muy bien por qué hay tanto barullo, pues nosotros vamos de gira a todas partes y nunca se arma tanto espectáculo. No tienen una concepción histórica de lo que esto significa", dijo hoy a Efe la española Tamara Rojo, primera bailarina de la compañía londinense.
Rojo, que ya ha tenido la oportunidad de bailar varias veces en la isla, reconoce que incluir a La Habana en la gira de verano del Royal es una "una ocasión increíble" para que los ingleses conozcan a "un público tan entendido y apasionado por la danza como es el cubano".
"Por otro lado, en Cuba podrán ver cómo es la danza fuera de la isla, cómo ha ido evolucionando mientras aquí las condiciones a lo mejor no son tan privilegiadas", añadió.
La presentación es considerada como el evento artístico de más trascendencia para el país en 2009, aunque algunos críticos aseguran que en realidad es el mayor acontecimiento del mundo del espectáculo para Cuba en muchos años.
El presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba, Julián González, recordó que la isla "se convirtió en un destino prohibido para muchos en el mundo" porque desde el punto de vista político viajar hasta aquí "tenia una significación de riesgo".
"Hoy hay muchos artistas que están imponiéndose con los nuevos tiempos por encima de esos riesgos, y esto es una cosa absolutamente excepcional que no creo que en otro momento los propios ingleses pudieran pensar ni concretar", apuntó González.
El Royal Ballet llegó a La Habana con sus 96 bailarines, 50 técnicos, músicos y nueve contenedores, en una compleja operación logística que representa un "regalo" para los cubanos, que no pagan en taquilla el habitual precio internacional.
Las entradas se vendieron por 20 pesos cubanos (menos de un dólar al cambio oficial) y en pocas horas se agotaron todas las localidades del Gran Teatro de La Habana, con capacidad para 1.500 personas, y las del teatro Karl Marx, que tiene 5.000.
Según González, para las autoridades culturales la venta de entradas ha sido un "trauma" porque "la expectativa es mucha" y se han visto "apremiados" a buscar otras variantes como la colocación en las calles de pantallas que trasmitan en directo las cinco funciones previstas.
"Decidimos que todo se vendiera en moneda nacional, creo que tiene que ver con el espíritu con el cual el Royal está viniendo a Cuba", explicó el funcionario, y apuntó que la compañía "indudablemente" preparó esta aventura con la financiación de muchos patrocinadores ingleses.
"Es algo que tenemos que agradecer, porque es toda una inversión", resaltó.
La compañía que dirige Mónica Mason actuará desde el martes ante el público cubano con un programa que incluye algunos de sus clásicos, como "Manon" y "Un mes en el campo", y un homenaje a la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso.
"Mis compañeros tienen una curiosidad muy grande, aunque no entienden muy bien por qué hay tanto barullo, pues nosotros vamos de gira a todas partes y nunca se arma tanto espectáculo. No tienen una concepción histórica de lo que esto significa", dijo hoy a Efe la española Tamara Rojo, primera bailarina de la compañía londinense.
Rojo, que ya ha tenido la oportunidad de bailar varias veces en la isla, reconoce que incluir a La Habana en la gira de verano del Royal es una "una ocasión increíble" para que los ingleses conozcan a "un público tan entendido y apasionado por la danza como es el cubano".
"Por otro lado, en Cuba podrán ver cómo es la danza fuera de la isla, cómo ha ido evolucionando mientras aquí las condiciones a lo mejor no son tan privilegiadas", añadió.
La presentación es considerada como el evento artístico de más trascendencia para el país en 2009, aunque algunos críticos aseguran que en realidad es el mayor acontecimiento del mundo del espectáculo para Cuba en muchos años.
El presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba, Julián González, recordó que la isla "se convirtió en un destino prohibido para muchos en el mundo" porque desde el punto de vista político viajar hasta aquí "tenia una significación de riesgo".
"Hoy hay muchos artistas que están imponiéndose con los nuevos tiempos por encima de esos riesgos, y esto es una cosa absolutamente excepcional que no creo que en otro momento los propios ingleses pudieran pensar ni concretar", apuntó González.
El Royal Ballet llegó a La Habana con sus 96 bailarines, 50 técnicos, músicos y nueve contenedores, en una compleja operación logística que representa un "regalo" para los cubanos, que no pagan en taquilla el habitual precio internacional.
Las entradas se vendieron por 20 pesos cubanos (menos de un dólar al cambio oficial) y en pocas horas se agotaron todas las localidades del Gran Teatro de La Habana, con capacidad para 1.500 personas, y las del teatro Karl Marx, que tiene 5.000.
Según González, para las autoridades culturales la venta de entradas ha sido un "trauma" porque "la expectativa es mucha" y se han visto "apremiados" a buscar otras variantes como la colocación en las calles de pantallas que trasmitan en directo las cinco funciones previstas.
"Decidimos que todo se vendiera en moneda nacional, creo que tiene que ver con el espíritu con el cual el Royal está viniendo a Cuba", explicó el funcionario, y apuntó que la compañía "indudablemente" preparó esta aventura con la financiación de muchos patrocinadores ingleses.
"Es algo que tenemos que agradecer, porque es toda una inversión", resaltó.
Detrás del acontecimiento está el trabajo del director ejecutivo del Royal, Kevin O Hare, y el impulso del primer bailarín cubano Carlos Acosta, que ha logrado traer a su país a la compañía para la cual trabaja desde 1998.
Acosta, una de las figuras más internacionales del ballet cubano, fue consultado por Mónica Mason para preparar el tributo a Alonso, en el que bailarines de la isla compartirán escenario con las figuras visitantes.
Además de la emotividad de esta visita para Acosta, también se habla del "reencuentro" con Cuba de la primera bailarina franco-española Zenaida Yanowsky, que decidió dedicarse profesionalmente a la danza tras bailar en un curso de verano en este país cuando aún era estudiante.
"Siempre se me quedó en el corazón el no poder volver", confesó hoy a Efe Yanowsky.
"Tengo muchas ganas de actuar en Cuba otra vez y mostrarle a todos, después de 20 años, que el Cubaballet me llevó a donde estoy ahora", dijo.
-EFE
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