Ante el monolito que representa a Gonzalo Taulichusco ´el viejo´, el último gobernador indígena de Lima, se celebró una ofrenda al sol para que recupere su fortaleza y calor.
La fiesta inca del Inti Raymi o Fiesta del Sol, que marca el inicio del nuevo año andino en coincidencia con el solsticio de invierno en el hemisferio sur, se representó hoy en Lima para concienciar a su población del cuidado por la naturaleza.
Ante el monolito que representa a Gonzalo Taulichusco "el viejo", el último gobernador indígena de Lima, y bajo el cielo típicamente gris del invierno limeño, se celebró una ofrenda al sol, conocido en la cultura andina como Tayta Inti (Padre Sol), para que recupere su fortaleza y calor en el día que menos alumbra la tierra.
La ceremonia está íntimamente marcada con los periodos de actividad agrícola ya que coincide con el final de la cosecha y el principio del invierno, desde donde la vida volverá a surgir en la tierra, conocida en quechua como "pachamama" y entendida como un ser más, con el que convive el hombre.
La representación corrió a cargo del despacho de la parlamentaria peruana Hilaria Supa y la coordinadora de Ayllus y Panakas de Rimaq Marka, que reúne a las distintas familias y comunidades que mantienen viva la cultura andina en el valle del río Rímac.
La ceremonia comenzó con el ascenso de tres sacerdotes que actúan como jefes de las distintas familias hasta el cerro San Cristóbal, la colina situada al margen derecho del Rímac frente al centro de Lima y venerada antes de la colonización por la población local bajo el nombre de "Apu Ashuru".
Ahí, los líderes indígenas hablaron con ella a sus 400 metros sobre el nivel del mar y ésta les ha transmitido que "la tierra está sucia y enferma, por lo que necesita ser purificada", según relató uno de los sacerdotes que dirigía la ofrenda.
Por ello, las familias han ofrecido a la tierra pequeñas hogueras para calentarla hasta que el sol vuelva a hacerlo, diversos productos como hojas de coca, flores, naranjas y libaciones de chicha, la bebida fermentada del maíz preferida de esta cultura.
En la celebración tampoco faltó la música tradicional con instrumentos propios de los incas, como los pututus, caracoles que soplados emiten un sonido que marca las distintas fases de la ceremonia.
El Inti Raymi también se asocia con el fenómeno astronómico de la aparición de la constelación de las Pléyades en el firmamento nocturno del hemisferio sur, que en la cosmovisión andina se entienden como unos mensajeros que ofrecen su vaso de chicha al sol.
El solsticio de invierno también se celebró en otras ciudades peruanas con ceremonias similares como en el complejo arqueológico de Miculla, de Tacna, en el sur del país, y en el centro arqueológico Inti Uyu, ubicado en la región de Puno, próximo al lago Titicaca.
En otras regiones de Perú se organizaron peregrinaciones a otros complejos arqueológicos para observar el amanecer, como en el caso de Kotosh, en la región central de Huánuco, y a Marcahuasi, en la misma región de Lima, pero a 4.000 metros de altitud.
Durante los próximos días también habrá otras ceremonias en Lima pero la gran celebración del Inti Raymi será en Cusco, capital del imperio inca, donde desde hace unos años se estableció el 24 de junio como el día para representar esta ceremonia en las ruinas de Sacsahuaymán con 850 actores.
La Empresa Municipal de Festejos de Cusco (Emufec) informó de que cerca del 80 % de las 3.500 localidades que se habilitarán en las mismas ruinas se vendió por internet, en su mayoría a turistas estadounidenses, brasileños, chilenos y argentinos, pero confían que en el cerro contiguo se congreguen hasta 120.000 personas.
EFE
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