La exposición, inaugurada en la Universidad Ricardo Palma, recorre a través de paneles las formas de organización de esta civilización declarada patrimonio mundial de la UNESCO.
Un año después de que la ciudad de Caral, al norte de Perú, fuera declarada patrimonio mundial por la UNESCO, una exposición en Lima inaugurada hoy se encarga de recordar al público el significado de la que es considerada la civilización más antigua de América.
Momentos antes de la inauguración de la muestra, la jefa del proyecto Caral, Ruth Shady, señaló que el reconocimiento de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en junio de 2009 ha contribuido a aumentar el número de visitantes a este complejo arqueológico con 5.000 años de antigüedad y que fue descubierto hace 16 años.
Según datos del equipo arqueológico que trabaja en la zona, en 2009 unas 48.000 personas conocieron "in situ" la realidad de Caral, ubicada en el valle del río Supe, a unos 180 kilómetros al norte de Lima, mientras que sólo hasta mayo de 2010, la cifra ha crecido hasta las 61.000.
Junto a la "mayor" conciencia de los peruanos por su legado cultural, Shady también consideró que durante este período ha habido importantes avances en la investigación.
En este sentido, el proyecto que dirige se ha centrado este año en ocho asentamientos de la misma civilización donde se ha confirmado la interacción a nivel arquitectónico entre ellos.
"Planteamos la distribución de valores similares en un área de 400 kilómetros de norte a sur, y de 300 entre el océano Pacífico y la cuenca del Amazonas", agregó.
Para la arqueóloga, los últimos trabajos han enriquecido la información sobre el modo de vida de las poblaciones que habitaron el valle y que se preocuparon por la integración regional e interregional.
Por otra parte, criticó la "falta de visión" del Estado peruano hacia el patrimonio arqueológico por haber recortado el presupuesto asignado a este asunto, al tiempo que advirtió que cada vez hay más invasiones de pobladores que acceden a la zona atraídos por la presencia de turistas.
La exposición, inaugurada en el centro cultural Ccori Wasi de la Universidad Ricardo Palma en Lima, recorre a través de una decena de paneles explicativos, las formas de organización de las sociedades de esta civilización sobre la base económica de la pesca y la agricultura.
Alrededor de 200 piezas originales, entre materiales arqueológicos e instrumentos agrícolas y de pesca, pueden apreciarse en un ambiente iluminado de forma tenue, que parece transportar al visitante hacia un pasado todavía poco conocido.
Entre estos objetos, destacan las "chicras", bolsas vegetales que se utilizaban en las construcciones para ganar altura y distribuir las fuerzas en caso de sismo, o una réplica del "quipu", un sistema de registro de información.
Según la comisaria de la exposición, Edna Quispe, la muestra busca atraer a más de 10.000 personas hasta el próximo 1 de agosto con el fin de mostrarles la complejidad de las sociedades que materializaron la civilización más antigua de América, así como su desarrollo precoz y autónomo.
EFE
Momentos antes de la inauguración de la muestra, la jefa del proyecto Caral, Ruth Shady, señaló que el reconocimiento de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en junio de 2009 ha contribuido a aumentar el número de visitantes a este complejo arqueológico con 5.000 años de antigüedad y que fue descubierto hace 16 años.
Según datos del equipo arqueológico que trabaja en la zona, en 2009 unas 48.000 personas conocieron "in situ" la realidad de Caral, ubicada en el valle del río Supe, a unos 180 kilómetros al norte de Lima, mientras que sólo hasta mayo de 2010, la cifra ha crecido hasta las 61.000.
Junto a la "mayor" conciencia de los peruanos por su legado cultural, Shady también consideró que durante este período ha habido importantes avances en la investigación.
En este sentido, el proyecto que dirige se ha centrado este año en ocho asentamientos de la misma civilización donde se ha confirmado la interacción a nivel arquitectónico entre ellos.
"Planteamos la distribución de valores similares en un área de 400 kilómetros de norte a sur, y de 300 entre el océano Pacífico y la cuenca del Amazonas", agregó.
Para la arqueóloga, los últimos trabajos han enriquecido la información sobre el modo de vida de las poblaciones que habitaron el valle y que se preocuparon por la integración regional e interregional.
Por otra parte, criticó la "falta de visión" del Estado peruano hacia el patrimonio arqueológico por haber recortado el presupuesto asignado a este asunto, al tiempo que advirtió que cada vez hay más invasiones de pobladores que acceden a la zona atraídos por la presencia de turistas.
La exposición, inaugurada en el centro cultural Ccori Wasi de la Universidad Ricardo Palma en Lima, recorre a través de una decena de paneles explicativos, las formas de organización de las sociedades de esta civilización sobre la base económica de la pesca y la agricultura.
Alrededor de 200 piezas originales, entre materiales arqueológicos e instrumentos agrícolas y de pesca, pueden apreciarse en un ambiente iluminado de forma tenue, que parece transportar al visitante hacia un pasado todavía poco conocido.
Entre estos objetos, destacan las "chicras", bolsas vegetales que se utilizaban en las construcciones para ganar altura y distribuir las fuerzas en caso de sismo, o una réplica del "quipu", un sistema de registro de información.
Según la comisaria de la exposición, Edna Quispe, la muestra busca atraer a más de 10.000 personas hasta el próximo 1 de agosto con el fin de mostrarles la complejidad de las sociedades que materializaron la civilización más antigua de América, así como su desarrollo precoz y autónomo.
EFE
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