Texto auspiciado por el Ministerio de Cultura pertenece al antropólogo Rodrigo Chocano y será presentado el 28 de octubre.
El 28 de octubre, como parte del programa del II Encuentro de Centros Musicales, el Ministerio de Cultura presentará oficialmente el libro Habrá jarana en el cielo. Tradición y cambio en la marinera limeña, del investigador Rodrigo Chocano Paredes (Lima, 1983). Autor de una historia del vals criollo, en sociedad con José Antonio Llorens (Celajes, florestas y secretos: una historia el vals popular limeño, Instituto Nacional de Cultura, 2009), Chocano ha paseado su mirada sobre los acontecimientos musicales que guardan estricta y estrecha relación con las clases populares limeñas. Habrá jarana en el cielo es una indagación en las raíces, el devenir histórico, y las características particulares de la marinera limeña. Puede adquirirse en la sede central del ministerio y en las librerías Arcadia, La Casa Verde, El Virrey y la Universidad Católica del Perú.
La marinera es un baile nacional, tiene muchas variantes de acuerdo a la región en donde se practica, y tu investigación se centra en la marinera limeña. ¿A qué se debe esa elección?
A varios factores. El principal es el interés por las características particulares del género. En éste, la música y el baile se dan en el marco del canto en contrapunto, que tradicionalmente suele ser de competencia. En esta dinámica es posible identificar muchos elementos relacionados con la historia, la memoria y la identidad de sus cultores. Por otro lado, contar en este trabajo con la valiosa participación de Guillermo Durand, uno de los principales conocedores de la marinera limeña a nivel nacional, fue un factor determinante para profundizar en esta variante del género.
¿Cómo surge la marinera en Lima? ¿Cuáles son sus raíces?
Nace de la zamacueca, género musical que apareció en el Perú a inicios del siglo XIX. Como todo fenómeno social, experimenta cambios con el tiempo, y a finales del siglo XIX era conocido como “chilena”, entre otras denominaciones. Esto coincide con la época de la Guerra del Pacífico, y a raíz de este conflicto Abelardo Gamarra propone en 1879 cambiar esta denominación por “Marinera”. Este cambio de nombre es objeto de un intenso análisis en el primer capítulo del libro.
Has establecido una relación entre la marinera y las clases populares. ¿Esto siempre fue así? ¿En algún momento de su historia la marinera llegó a elitizarse?
La marinera limeña, como género musical, está principalmente identificada con las clases populares. Ahora, esto no quiere decir que las clases altas no lo practicaran, cosa que sucedía con frecuencia. De hecho, la marinera limeña ha sido motivo de encuentro de ambos sectores sociales a lo largo del siglo XX. Más bien, en la actualidad, a través de los concursos y academias hay muchas personas que, si bien no tienen una procedencia criolla tradicional, pueden también acceder a la marinera limeña. El problema con esto es que a veces se hace como un mero aprendizaje coreográfico, dejando de lado todo el resto de la práctica musical tradicional.
En términos sociales, propones que la música puede ser entendida como una práctica colectiva que fomenta y produce fenómenos. ¿Qué tipos de fenómenos ha suscitado la marinera en la Lima del novecientos o la Lima actual?
En principio la música en sí es un fenómeno y una práctica social. Es algo que la gente hace. Su mera práctica ya conlleva fenómenos sociales: congrega personas, involucra saberes, identifica colectividades, motiva el surgimiento de instituciones, etc. De igual modo, a través de su trayectoria y práctica es posible leer diversos fenómenos sociales, como en el caso de la marinera limeña pueden ser por ejemplo la transformación urbana de Lima o la permanencia actual de añejas tradiciones locales.
¿Tu investigación incluye a los cultores del género?
De hecho la investigación está basada en los testimonios de los cultores y conocedores del género. El investigador lleva a cabo un trabajo de registro y análisis, pero quienes realmente conocen el género son sus cultores. Es a partir de sus saberes y vivencias que un libro como este puede hacerse. Además, esto nos ha permitido contar con anécdotas muy sabrosas, que compartimos con los lectores a través de este libro.
¿Qué relación tiene el culto a la marinera con el culto al vals criollo? ¿Los espacios son los mismos, los intérpretes también?
Sí y no. El mundo popular criollo que engendró al vals es también el que cantaba y bailaba marinera desde inicios del siglo XX, y zamacueca desde mucho antes. Por tal razón, muchos intérpretes coinciden. Sin embargo, componer, cantar y tocar marinera (dadas sus características) exige ciertos conocimientos especiales, por lo que solo expertos cultores pueden interpretarla correctamente. Es común la crítica negativa a las interpretaciones de marinera limeña de famosos cantante criollos que, a pesar de su trayectoria en valses y polcas, no interpretan bien la marinera limeña.
¿Cuál ha sido la época de mayor auge de la marinera limeña? ¿Viviremos nuevamente esas vivencias?
Depende de a qué nos referimos con auge. Si nos referimos a su práctica popular en el contexto barrial, hay que tener en cuenta que ésta correspondía a condiciones particulares de la época: una ciudad más pequeña, menor flujo migratorio, dinámicas barriales más intensas, etc. En la actualidad, entonces, esta práctica tal vez no sería posible. En lo que sí hay que indagar es en cómo la práctica tradicional ha mantenido vigencia hasta la actualidad en un contexto cambiante, lo que habla muy bien del arraigo del género en la identidad de sus cultores.
¿Su práctica sigue siendo de extracción popular? ¿Ha logrado extenderse? ¿Se ha comercializado?
Sí, aún hay una práctica de extracción popular, pero que ha experimentado cambios y que sobre todo se ha reducido dramáticamente. Por otro lado, es importante resaltar el rol que tienen los centros musicales, las peñas criollas, los concursos y las academias en el cultivo actual de la marinera limeña. Estos últimos dos últimos le dan una importante difusión, pero usualmente se concentran solo en el baile y dejan de lado la historia y los conocimientos sobre la música y el canto. Esto es algo sobre lo que es necesario reflexionar.
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