La pieza de más de 2.000 años de antigüedad, que corresponde a un joven de 30 años procedente de Cusco, según las primeras investigaciones, será devuelto dentro de poco a nuestro país.
Un cráneo preincaico de más de 2.000 años de antigüedad, procedente de la zona peruana de Cusco, ha sido recuperado en Sevilla después de más de ochenta años sin localizar y de pasar por numerosas vicisitudes al concluir la Exposición Iberoamericana, celebrada en esa ciudad española en 1929.
Ocho décadas después de su traslado a España, el cráneo, que al parecer corresponde a un varón, de unos 30 años, ha llegado a la Universidad de Sevilla gracias a "una cadena de afortunadas casualidades", explicó a Efe el profesor de Medicina Legal de ese centro Leandro Picabea.
El informe que resulte de esta investigación va a acompañar al cráneo para su devolución al Gobierno peruano.
Para el cónsul peruano adjunto en Sevilla, Luis Pablo Salamanca, recuperar esta pieza "tiene un valor importante" para su país porque "forma parte de su cultura e historia".
El cráneo figuraba entre los objetos que se quedaron en la sureña ciudad española tras acabar la Expo de 1929 y clausurarse el pabellón de Perú.
Picabea relató que el entonces cónsul peruano se lo entregó a un médico sevillano que lo mantuvo bajo su custodia hasta que falleció, fecha en la que la mujer de este lo hizo llegar a Fernando Fernández, ex director del Museo Arqueológico de Sevilla y quien lo puso en manos de Luis Hurtado, coordinador del proyecto de recuperación de la pieza.
Hurtado lo remitió entonces al Departamento de Anatomía de la Universidad de Sevilla, donde el profesor titular Jesús Ambrosiani, en colaboración con su colega Picabea, comenzó el estudio anatómico y antropológico en profundidad de este cráneo representativo de la población preincaica.
Se trata, según Ambrosiani, de un cráneo que, "por sus rasgos, parece de varón y de una complexión pequeña", en el que además se aprecian "marcas y signos de juventud" y que presenta algunas "particularidades anatómicas llamativas".
La "más significativa", explicó, es la pérdida, en su parte anterior, de la tabla externa de los dos maxilares superiores (encima del labio superior), probablemente por un traumatismo post mortem al habérsele retirado adornos u objetos decorativos como una nariguera.
En la superficie de la calavera se aprecian también algunas marcas que podrían estar causadas por "eliminación de tejido o descuartizamiento ritual", destacó el experto.
Además, la pieza, precisó, presenta una "erupción dentaria anómala, extraoral, de un resto embrionario de diente que debió ser prenatal por las características morfológicas del cráneo y porque aparecen orificios y características de presencia de nervio".
Una de sus curiosidades, detalló Picabea, es que tiene una inscripción manuscrita en la parte posterior en la que consta que procede de la zona de Cusco.
"Esta calavera me la regaló mi amigo Ismael Pozo, eminente escritor peruano, estuvo expuesta en el Pabellón de Perú durante la Exposición Iberoamericana y procede del Cusco, con una antigüedad de más de 2.000 años. Y para que conste lo firmo en Sevilla a 20 de febrero de 1931. Antonio Plata Olmedo, artista-pintor", reza dicha inscripción.
-EFE-
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