´El escritor de cuentos sabe que el tiempo no es su amigo´ y ´dejar un cuento a la mitad significa perderlo definitivamente´, ha dicho
El escritor italiano Antonio Tabucchi continúa con su exploración del concepto del tiempo en su último libro de cuentos, "El tiempo envejece deprisa", un género que frecuenta periódicamente porque "exige una forma diferente de escribir a las novelas".
Tabucchi, que hoy cierra un ciclo de conferencias en Barcelona, recordó, en rueda de prensa, las palabras de Cortázar: "el escritor de cuentos sabe que el tiempo no es su amigo", y añadió que "dejar un cuento a la mitad significa perderlo definitivamente".
"El tiempo envejece deprisa" está formado por nueve cuentos, un número nada casual, porque, según confesó el autor, pretende ser "un homenaje a un escritor al que respeto mucho, Salinger, y sus "Nine Stories", que, para mí, es el libro de cuentos más bello del siglo XX".
Al haber determinado ese número cerrado de cuentos, el resultado es "un libro de sustracción", pues han quedado fuera otros relatos que no tenían mucho que ver con el hilo conductor del volumen.
Cuatro o cinco cuentos se desarrollan en países del Este (Hungría, Polonia, Rumanía), "una Europa que estuvo en el congelador hasta la caída del Muro de Berlín, y que cuando se reincorporaron a Europa volvieron con otro calendario, con un tiempo distinto".
Tabucchi no escribe pensando en un lector concreto y "cuando se escribe es imposible pensar en un tipo ideal de lector, al menos haciendo literatura; es diferente con los autores de "bestseller"".
Tabucchi contó su encuentro con un consejero de mercadotecnia en el verano del 93 en Toscana, que orientaba a las librerías como si de moda se tratase sobre las novelas que serías más leídas en la siguiente temporada.
"Cuando, a las preguntas del asesor, le dije que no tenía trama, que había un personaje principal, y que era gordo, viudo, cardíopata, infeliz y viejo, me dijo que un libro así no lo leería nadie".
El autor de "Dama de Puerto Pin" reflexiona también en sus cuentos sobre la educación que recibimos: "En este momento de populismo, la ideología y la educación se transmiten a través de la televisión; y, de hecho, se produce una gran simplificación cuando se transmite este discurso educativo".
No es casual, añadió, que "los políticos con más éxito son los que más simplifican su discurso", y en países como Italia, "la palabra intelectual es casi un insulto".
En su discurso, Tabucchi ha tenido palabras muy críticas hacia la la Europa actual, en la que "destaca su hostilidad contra los planes económicos del (presidente de los Estados Unidos, Barack) Obama. Aquí, los bancos no se tocan, no se investigan".
Tras confesar que es "un europeísta convencido", no ocultó que la Europa actual le produce "mucha desilusión", al ver que los ideales de los padres fundadores, independientemente de su ideología, se han dejado de lado, y que "sólo les interesa el libro de las cuentas".
EFE.
Tabucchi, que hoy cierra un ciclo de conferencias en Barcelona, recordó, en rueda de prensa, las palabras de Cortázar: "el escritor de cuentos sabe que el tiempo no es su amigo", y añadió que "dejar un cuento a la mitad significa perderlo definitivamente".
"El tiempo envejece deprisa" está formado por nueve cuentos, un número nada casual, porque, según confesó el autor, pretende ser "un homenaje a un escritor al que respeto mucho, Salinger, y sus "Nine Stories", que, para mí, es el libro de cuentos más bello del siglo XX".
Al haber determinado ese número cerrado de cuentos, el resultado es "un libro de sustracción", pues han quedado fuera otros relatos que no tenían mucho que ver con el hilo conductor del volumen.
Cuatro o cinco cuentos se desarrollan en países del Este (Hungría, Polonia, Rumanía), "una Europa que estuvo en el congelador hasta la caída del Muro de Berlín, y que cuando se reincorporaron a Europa volvieron con otro calendario, con un tiempo distinto".
Tabucchi no escribe pensando en un lector concreto y "cuando se escribe es imposible pensar en un tipo ideal de lector, al menos haciendo literatura; es diferente con los autores de "bestseller"".
Tabucchi contó su encuentro con un consejero de mercadotecnia en el verano del 93 en Toscana, que orientaba a las librerías como si de moda se tratase sobre las novelas que serías más leídas en la siguiente temporada.
"Cuando, a las preguntas del asesor, le dije que no tenía trama, que había un personaje principal, y que era gordo, viudo, cardíopata, infeliz y viejo, me dijo que un libro así no lo leería nadie".
El autor de "Dama de Puerto Pin" reflexiona también en sus cuentos sobre la educación que recibimos: "En este momento de populismo, la ideología y la educación se transmiten a través de la televisión; y, de hecho, se produce una gran simplificación cuando se transmite este discurso educativo".
No es casual, añadió, que "los políticos con más éxito son los que más simplifican su discurso", y en países como Italia, "la palabra intelectual es casi un insulto".
En su discurso, Tabucchi ha tenido palabras muy críticas hacia la la Europa actual, en la que "destaca su hostilidad contra los planes económicos del (presidente de los Estados Unidos, Barack) Obama. Aquí, los bancos no se tocan, no se investigan".
Tras confesar que es "un europeísta convencido", no ocultó que la Europa actual le produce "mucha desilusión", al ver que los ideales de los padres fundadores, independientemente de su ideología, se han dejado de lado, y que "sólo les interesa el libro de las cuentas".
EFE.
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