Cuando en 1999 se estrenó un musical con las canciones del grupo sueco Abba nadie pensó que diez años después seguirían surgiendo nuevas versiones.
Cuando en 1999 se estrenó un musical con las canciones del grupo sueco Abba nadie pensó que diez años después seguirían surgiendo nuevas versiones en distintos países, con el mismo éxito, y que lo habrían visto casi 40 millones de personas en 190 ciudades de todo el mundo.
El 6 de abril de 1999, el teatro Prince Edward de Londres acogió el estreno mundial de este musical, que inmediatamente arrasó en taquilla y que en mayo de 2000 cruzó el Atlántico para estrenarse en Toronto, punto de partida para la extensión del fenómeno Mamma Mia en todo el mundo.
Una obra que no sólo ha arrasado en el West End londinense -donde sigue en cartel- o en el Broadway neoyorquino -ya lleva seis años de éxito-, lugares tradicionales del musical, sino en escenarios tan diversos como Bangkok, Bratislava, Madrid, Utrech (Holanda), Florencia (Italia), Ginebra (Suiza), Nagoya (Japón) u Odense (Dinamarca).
Tras ser número uno en 12 países, el musical sigue estrenándose en nuevos lugares, como Oslo, donde comenzó el 19 de marzo, o México, adonde llegará el próximo mes de julio, según los datos de la página oficial del espectáculo.
Una obra que aglutina muchos de los números uno del fenómeno musical que fue Abba, que durante sus años de actividad -entre 1972 y 1982- vendió casi 400 millones de discos, ganó el Festival de Eurovisión en 1974 con Waterloo, y aún en la actualidad vende entre 2 y 4 millones de discos por año.
Sin embargo, y en contra de los que se pensó cuando empezó a circular el rumor de que se estaba preparando un musical con los éxitos de Abba, la historia no tiene nada que ver con la del grupo sueco.
La escritora Catherine Johnson fue la elegida para pensar en una historia que permitiera unir los éxitos setenteros de Abba y decidió buscar un escenario que no tuviera ninguna relación con los suecos: Grecia.
Una isla griega resultó ser el lugar adecuado para el desarrollo de la historia que se convertiría en musical.
Y lo que cuenta el musical es una historia lo suficientemente inocente para poder encajar las letras más "poperas" de Abba -desde el Mamma Mia que da título a la obra, a Dancing Queen o Waterloo pero con ciertas dotes de amargura para los éxitos de su última etapa, que reflejaba los problemas internos del grupo, como The winner takes it all.
Cuenta la historia de una madre y su hija, que viven en una isla griega. Cuando la chica está organizando su boda, decide invitar a los tres hombres que podrían ser su padre ya que su madre nunca le ha querido decir quién es.
Aderezado con los peculiares, brillantes y, porqué no decirlo, horteras trajes tan característicos de los componentes del grupo, -Agnetha, Björn, Benny y Anni Frid- y con la garantía de unas canciones que siguen siendo populares en todo el mundo, el musical se ha consolidado como una de las apuestas más exitosas de la oferta teatral.
Tanto que la historia fue trasladada el año pasado al cine, con el mismo éxito de la obra teatral, protagonizada por Meryl Streep, Amanda Seyfried, Pierce Brosnan, Colin Firth y Stellan Skarsgar.
Una película dirigida por Phyllida Lloyd y con guión de Catherine Johnson, las dos misma artífices del éxito teatral del musical original de Londres.
Cuando fue presentado por primera vez el musical, Johnson afirmó que durante la escritura de la obra sabía que "ocurriera lo que ocurriera en la historia, siempre tenía que volver a la canción".
Pero al mismo tiempo, consideraba muy importante crear "personajes creíbles" y darles "una historia verdadera", por lo que trabajó duramente en "conseguir que la historia y las canciones funcionaran juntas".
Algo que consiguió a juzgar por el éxito de público, que a pesar de algunas críticas, que lo calificaron de "cursi" y "hortera", se rindieron a sus encantos y a la fuerza aún vigente de la música de Abba.
Pero también hubo críticas positivas.
"La mezcla de canciones de Abba, números musicales rutinarios, botas de plataforma y trajes de lycra, con un guión sentimentaloide de comedia romántica supone una noche deliciosa de pura diversión y placer", escribió el New York Times.
Y parece que esa sigue siendo la opinión generalizada ya que, diez años después, el público sigue dando su apoyo al musical.
EFE
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