El asilado dirigente lanzará un libro titulado ´El desafío estudiantil al monstruo totalitario´, ´bastante avanzado´ que espera poder publicar el año que viene.
El líder estudiantil venezolano Nixon Moreno, al que el Gobierno peruano concedió la pasada semana estatuto de refugiado, prepara un libro y rehuye hablar de política para respetar las leyes de asilo del país de acogida.
Moreno está acusado por la Fiscalía venezolana de "homicidio intencional simple, en grado de frustración" contra un funcionario policial y de "actos lascivos violentos" contra una agente policial en grado de "cómplice necesario".
En una entrevista con Efe, el líder estudiantil mostró su flamante carné de extranjería con fecha 30 de octubre de 2009 y cuya fecha de expiración es cinco años después, y explicó que su condición lo obliga a no hacer declaraciones de política en el país de acogida ni tampoco sobre el de procedencia.
Un conciliador Moreno dejó clara su actitud: "El Gobierno peruano y el venezolano pueden tener la certeza de que no haré absolutamente nada ni organizaré nada que pueda afectar" a las relaciones bilaterales, dijo.
"No he opinado ni he dirigido o participado en ninguna acción de carácter interno (dentro de Perú) ni voy a participar en ninguna. Soy un protegido por las leyes peruanas y tengo el deber de respetarlas", subrayó.
Tras pasar dos años asilado en la sede de la Nunciatura Apostólica en Caracas, y luego de una rocambolesca huida a través de la selva -supuestamente por territorio colombiano o brasileño-, Moreno apareció en abril en la ciudad peruana de Iquitos, donde presentó formalmente su petición de asilo.
En los siete meses pasados mientras se resolvía esa solicitud, el líder estudiantil ha tenido que lavar platos en restaurantes populares o pintar departamentos para ganarse la vida, y también ha contado con la ayuda de "muchos amigos peruanos y venezolanos".
Moreno siempre negó los cargos por los que se le acusa y se declaró víctima de una "persecución política" por el Gobierno de Hugo Chávez, supuestamente por sus actividades como líder estudiantil y opositor.
La prudencia de Moreno puede explicarse por el precedente del también venezolano Manuel Rosales, principal opositor al Gobierno de Hugo Chávez: cuando Perú le concedió el pasado 26 de abril el asilo político "por razones humanitarias", Venezuela suspendió el envío de un nuevo embajador y anunció una "evaluación integral" de sus relaciones con Perú.
Poco tiempo después, la cancillería peruana señaló que no ofrecería ninguna información pública sobre concesiones de asilo y refugio en el país, y concretamente sobre otros dos solicitantes, también opositores venezolanos: Óscar Pérez Torres, asesor político del alcalde metropolitano de Caracas, y Didalco Bolívar, ex gobernador del estado de Aragua.
EFE
Moreno está acusado por la Fiscalía venezolana de "homicidio intencional simple, en grado de frustración" contra un funcionario policial y de "actos lascivos violentos" contra una agente policial en grado de "cómplice necesario".
En una entrevista con Efe, el líder estudiantil mostró su flamante carné de extranjería con fecha 30 de octubre de 2009 y cuya fecha de expiración es cinco años después, y explicó que su condición lo obliga a no hacer declaraciones de política en el país de acogida ni tampoco sobre el de procedencia.
Un conciliador Moreno dejó clara su actitud: "El Gobierno peruano y el venezolano pueden tener la certeza de que no haré absolutamente nada ni organizaré nada que pueda afectar" a las relaciones bilaterales, dijo.
"No he opinado ni he dirigido o participado en ninguna acción de carácter interno (dentro de Perú) ni voy a participar en ninguna. Soy un protegido por las leyes peruanas y tengo el deber de respetarlas", subrayó.
Tras pasar dos años asilado en la sede de la Nunciatura Apostólica en Caracas, y luego de una rocambolesca huida a través de la selva -supuestamente por territorio colombiano o brasileño-, Moreno apareció en abril en la ciudad peruana de Iquitos, donde presentó formalmente su petición de asilo.
En los siete meses pasados mientras se resolvía esa solicitud, el líder estudiantil ha tenido que lavar platos en restaurantes populares o pintar departamentos para ganarse la vida, y también ha contado con la ayuda de "muchos amigos peruanos y venezolanos".
Moreno siempre negó los cargos por los que se le acusa y se declaró víctima de una "persecución política" por el Gobierno de Hugo Chávez, supuestamente por sus actividades como líder estudiantil y opositor.
La prudencia de Moreno puede explicarse por el precedente del también venezolano Manuel Rosales, principal opositor al Gobierno de Hugo Chávez: cuando Perú le concedió el pasado 26 de abril el asilo político "por razones humanitarias", Venezuela suspendió el envío de un nuevo embajador y anunció una "evaluación integral" de sus relaciones con Perú.
Poco tiempo después, la cancillería peruana señaló que no ofrecería ninguna información pública sobre concesiones de asilo y refugio en el país, y concretamente sobre otros dos solicitantes, también opositores venezolanos: Óscar Pérez Torres, asesor político del alcalde metropolitano de Caracas, y Didalco Bolívar, ex gobernador del estado de Aragua.
EFE
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