La ilustración ha sido utilizada por décadas en la cultura popular para llamar al empoderamiento de las mujeres, pero ese no fue su propósito original.
'Rosie, la remachadora' es una mujer dibujada con pañuelo rojo en la cabeza y de mirada decidida que se arremanga para mostrar el músculo de su brazo derecho mientras levanta el puño. Con el paso del tiempo, se convirtió en un ícono cultural y su valoración es aún mayor en el Día Internacional de la Mujer.
En las últimas décadas, este personaje ha sido utilizado para llamar al empoderamiento de la mujer y darle rostro a la causa feminista. Pero su historia original dista un tanto de la lucha por la igualdad de género.
El póster. La popular gráfica fue creada en 1942 por el dibujante estadounidense J. Howard Miller. La empresa Westinghouse Electric Corporation había contratado a Miller para producir un anuncio de circulación interna que aliente a sus trabajadoras a esforzarse más en sus labores.
El artista utilizó la frase "Podemos hacerlo" sin darle un nombre al personaje. Más tarde, se le conocería como 'Rosie, la remachadora' por una canción de Redd Evans y John Jacob Loeb. El póster nunca se popularizó en su tiempo. Recién en la década de 1980 fue redescubierto y difundido bajo el concepto que ahora conocemos.

Mujeres a la obra. Sin embargo, la idea original de este anuncio no fue antojadiza. De hecho, existieron muchas 'Rosies' en otras muestras publicitarias y cintas promocionales. En ese entonces, Estados Unidos era presidido por Franklin Delano Roosevelt y participaba como aliado contra las fuerzas alemanas en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Miles de hombres tuvieron que abandonar sus puestos de trabajo para engrosar las tropas militares. El reclutamiento obligatorio contribuyó a la caída de la mano de obra en las fábricas y a la baja de la economía por falta de producción. ¿Quiénes podrían salvar al país de esta desaceleración? Las mujeres.
El Consejo de Anuncios (Advertising Council), una organización sin fines de lucro que hasta hoy produce publicidad para el Gobierno de Estados Unidos, había impulsado una campaña para llamar a las mujeres a ocupar los empleos que abandonaron los hombres. Incluso se crearon nuevos puestos para la producción de armamento, municiones y demás material bélico.
Las que ya trabajaban fueron alentadas a esforzarse y aquellas que recién terminaban la secundaria se sintieron atraídas por la idea de la independencia económica. Se calcula que hasta el final de la guerra, la cifra de mujeres que eran parte de la fuerza laboral del país pasó de 12 millones a 18 millones.

De regreso a casa. La campaña se retiró en 1945, cuando concluyó el conflicto. Muchas mujeres fueron desalentadas de continuar en sus puestos y retornaron a casa para cumplir los viejos roles. Y, si bien el mensaje era incluir a la población femenina al mercado laboral, las condiciones nunca fueron iguales entre géneros.
El otro lado de la historia registra huelgas, formación de sindicatos y abusos. Desde su inserción, las obreras ganaban menos que sus compañeros hombres ausentes. Esta desigualdad salarial ha logrado reducirse con el tiempo, pero aún no es superada.

Video recomendado
Comparte esta noticia