La canciller federal alemana, Angela Merkel, busca el apoyo de los estados federados para sacar adelante los planes de reforma fiscal para cumplir con la promesa de rebajas de impuestos con los que llegó al gobierno.
La canciller federal alemana, Angela Merkel, y su Gobierno buscan el apoyo de los estados federados para sacar adelante los planes de reforma fiscal con los que se proponen cumplir parte de las promesas de rebajas de impuestos con las que llegó al poder el actual Ejecutivo.
En comparación con las expectativas que despertó la llegada al poder del actual Gobierno, los planes aprobados ahora por la coalición son bastante modestos y, al menos de momento, algo imprecisos.
La idea central de la reforma sigue el modelo propuesto por los ministros de Finanzas, Wolfgang Schäuble, y Economía, Philipp Rösler, para aliviar los efectos de la llamada progresión fría, que hace que muchas veces un aumento de sueldo terminé siendo devorado por la inflación, sumada a un cambio de tarifa fiscal.
"El acuerdo alcanzado por la cúpula de coalición sigue en lo fundamental el modelo Schäuble-Rösler, pero se llevará a cabo en dos pasos. El primero en 2013 y el segundo en 2014", dijo hoy una portavoz del ministerio de Finanzas.
"La idea sigue siendo devolverle al contribuyente la parte de sus impuestos que ha pagado como consecuencia de la progresión fría", agregó la portavoz.
La reforma, según el Ministerio de Finanzas, deberá devolver al contribuyente medio entre 20 y 25 euros mensuales adicionales.
Para ello, además de una revisión de las sumas en que entra en vigor una tarifa fiscal más alta, se contempla aumentar el mínimo libre de impuestos de 8.004 euros a 8.354 euros.
La moderación de la progresión fría costaría, según el Ministerio de Finanzas, 2.200 millones de euros, que irían a cargo del presupuesto federal. El aumento del mínimo libre de impuestos costaría 4.200 millones de euros, y la mitad de esa suma afectaría al presupuesto federal y la otra mitad a los estados federados.
EFE
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