Cuando tenemos un apuro económico, ¿qué es mejor, pedir un crédito o un préstamo personal? Descúbrelo aquí.
¿Estás pensando hacer un viaje o irte a estudiar afuera? A quien no le gustaría tener la oportunidad de perseguir un crecimiento personal o profesional; sin embargo, muchas veces, el dinero puede llegar a ser un factor determinante. Llegar a fin de mes y no tener dinero es muy desalentador, pero no tiene por qué ser un impedimento para alcanzar tu sueño. Existen muchas opciones para enfrentar esta necesidad, y es aquí cuando surge una importante duda: ¿qué es mejor, pedir un préstamo personal o utilizar la tarjeta de crédito?
Las tarjetas de crédito y los préstamos personales ofrecen, a priori, la misma solución financiera. Ambas modalidades aportan liquidez para hacer frente a determinados gastos, ya sean imprevistos o no. Sin embargo, no es lo mismo financiarse a través de una tarjeta de crédito que hacerlo a través de un préstamo personal.
¿Qué resulta más convenientes? Pues eso dependerá de tus necesidades y del perfil que tengas.
Tarjeta de crédito: flexibilidad, pero poco plazo
Con las tarjetas de crédito cuentas con un dinero máximo que puedes gastar, aunque no lo tengas realmente en tu cuenta. Durante un periodo de tiempo (generalmente un mes), se van acumulando las operaciones que hayas realizado y al finalizar ese periodo, se te cargan todas juntas a la cuenta a la que está asociada la tarjeta. Por tanto, puedes gastar una cantidad máxima de dinero a crédito, pero deberás tener ese dinero en la cuenta cuando vayan a cargar el gasto total; de lo contrario, la entidad bancaria te cobrará una serie de intereses, que suele ser muy variable, ya que puede ir desde el 6% hasta el 50%.
Aunque muchos consideran peligroso el uso de las tarjetas de crédito, lo cierto es que su utilización adecuada acarrea muchas ventajas. La flexibilidad, la comodidad y la posibilidad de controlar en todo momento la situación de tus cuentas bancarias son algunas de las ventajas que ofrece la financiación a través de esta modalidad.
Las tarjetas de crédito ofrecen la posibilidad de financiar las compras o los gastos de distintas formas:
- Fraccionando los pagos: con esta forma de financiación el cliente sabrá desde el principio qué cuotas va a pagar y cuándo saldará la deuda.
- Plazos mensuales: le permite al cliente saber cuál va a ser el pago que realice de forma mensual
- Pagando un porcentaje sobre la deuda: no es la opción más recomendable ya que al pagarse un porcentaje sobre la deuda siempre quedará una deuda pendiente de amortizar que generará más intereses.
Más allá de la flexibilidad a la hora de realizar los pagos, la tarjeta de crédito no te cobra intereses si la deuda se liquida mes a mes. Además, ofrece un programa de puntos con el que el titular puede disfrutar de ciertos beneficios, y muchas entidades bancarias también te incluyen seguros médicos, para accidentes, viajes, etc.
Sin embargo, no todo es maravilloso. Las tarjetas de crédito te dan un plazo máximo para pagar tu préstamo de hasta 36 meses (son muy pocos los que ofrecen más tiempo). Si tu mes de vacas flacas se prolonga por más tiempo, entonces esta alternativa no será la más recomendada. Además, algunas tarjetas de crédito tienen un gasto mínimo, esto significa que la entidad te obliga a gastar todos los meses una cantidad mínima de dinero, de no gastarlo, te cobrará por el mantenimiento de la tarjeta.
Si vas a optar por una tarjeta de crédito como opción de financiación debes ser muy cuidadoso. Es importante prestar atención al límite del crédito concedido por el banco, de lo contrario, sobrepasarlo puede acarrear tus problemas financieros.
Préstamos personales: solicita importes de dinero más elevado y págalos en plazos más largos
En un préstamo personal se solicita una cantidad de dinero, y se fija un tiempo máximo para devolverla. A partir de ahí, se determina una cuota mensual en la que se va a ir devolviendo el capital prestado por la entidad financiera, junto con los intereses correspondientes. Los intereses dependerán de la cantidad solicitada, el tiempo para devolverlo, y la situación del solicitante en cuanto a ingresos y gastos mensuales. En definitiva, cuanto menor sea el tiempo que tardes en devolver el dinero, menores serán los intereses.
Si el préstamo se solicita al banco donde el usuario ya cuenta con una tarjeta, podrá ofrecerle mejores tasas de interés. No cabe dudas que los intereses que se cobran con esta modalidad son mucho más bajos que los que se cobran por una tarjeta de crédito.
A diferencia de las tarjetas de crédito, con los préstamos personales es posible solicitar importes de dinero más elevados a devolver en plazos de amortización más largos, de entre 5 a 7 años.
Entonces, ¿cuál escoger?
Lo recomendable es utilizar las tarjetas de crédito para los consumos diarios, en restaurantes, bares, tiendas de ropa, artefactos eléctricos o incluso, en viajes que no signifiquen un costo muy elevado. En cambio, los préstamos personales son muy usados para el pago de estudios, vivienda, emprendimientos o vacaciones largas en otro país. Son, por lo general, inversiones.
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