Perú avanzó tres posiciones en el Ranking Mundial de Competitividad gracias a la recuperación económica, pero persisten graves problemas estructurales. La corrupción, la débil infraestructura y la ineficiencia del gobierno siguen lastrando el progreso del país, según Centrum PUCP.
Perú ha logrado una mejora de tres posiciones en el último Ranking Mundial de Competitividad, un avance impulsado principalmente por la recuperación económica tras la recesión del año pasado. Sin embargo, este progreso no oculta las debilidades estructurales y la preocupante situación de la corrupción y la infraestructura, según explicó Luis del Carpio, director de Programas de Centrum PUCP.
El índice, que mide la capacidad de un país para generar productividad empresarial y bienestar en las personas, evalúa cuatro grandes pilares: desempeño económico, eficiencia del gobierno, eficiencia empresarial e infraestructura.
"Hemos mejorado tres posiciones, fundamentalmente porque hemos logrado revertir la recesión económica que arrastrábamos hasta el año pasado", señaló Del Carpio. Este desempeño económico ha sido un punto fuerte.
Los pilares de competitividad
Si bien el pilar de desempeño económico muestra una mejora, y la eficiencia empresarial ha tenido un avance "pequeño, no lo suficiente para cambiar de posición", las alarmas suenan en otros frentes.
"Hemos retrocedido significativamente en la eficiencia del gobierno. Ahí hemos retrocedido cuatro posiciones", alertó Del Carpio. Esta caída se atribuye a la "calidad de nuestras instituciones y sobre todo lo que hoy día significa la corrupción en el Estado". A pesar de aspectos positivos como la política monetaria y fiscal, la debilidad institucional es un lastre.
El panorama para la infraestructura es igualmente desalentador: "En infraestructura nos hemos mantenido consistentemente mal en los últimos 15 años que hacemos esta medición", lamentó el especialista.
La corrupción y burocracia
Uno de los puntos más críticos revelados por el ranking es la posición de Perú en cuanto a la corrupción, que se encuentra junto a Venezuela.
La metodología de este índice se basa en poco más de 350 indicadores, de los cuales el 75 % son datos "duros, fácticos", y un 25 % proviene de encuestas realizadas a los principales ejecutivos de las empresas más grandes del país. La percepción de estos líderes empresariales es contundente: "la corrupción, el principal elemento que impide su avance, desarrollo, productividad e inversión, a tal extremo que efectivamente nos colocan últimos en este ranking", explicó el Director de Centrum PUCP.
Además de la percepción, el ranking también mide aspectos fácticos, como el tiempo que demora constituir una empresa o las trabas burocráticas.
"En esos aspectos también estamos últimos en la lista, no solamente la percepción, sino lo que los empresarios ven lo que sucede en su día a día", enfatizó Del Carpio. La dificultad para iniciar un negocio en Perú, que en otros países puede tomar menos de dos días, lo que nos está restando sin duda competitividad.
Los retos estructurales para el Perú
Luis del Carpio subrayó la necesidad de prestar atención a dos grandes grupos de indicadores: los coyunturales y los estructurales.
Los aspectos coyunturales, como la burocracia o la facilidad para hacer negocios, pueden cambiarse "de manera inmediata" con voluntad política, pero son "frágiles, débiles" y pueden deshacerse fácilmente.
Sin embargo, el grupo más importante son los estructurales, cuyo diagnóstico es conocido desde hace décadas. "La inversión en educación, en salud y ahora en innovación son cada día más importantes. El desarrollo del capital humano no ha sido o es hoy en día un elemento fundamental transformador", sostuvo Del Carpio.
El especialista recalcó que la inversión en infraestructura debe ir más allá de carreteras y trenes, pensando en el desarrollo: "Tenemos que empezar a pensar en laboratorios, en innovación, en el desarrollo capital humano, fundamentalmente con salud, con educación y esos aspectos estructurales son los que nos van a hacer avanzar".
Finalmente, Luis del Carpio concluyó reiterando que los resultados reflejan la realidad del país y la urgencia de enfocarse en estos desafíos fundamentales: "Tenemos que pensar en esos aspectos estructurales. No podemos sacar del debate que la calidad de la educación, la calidad de la infraestructura que tengamos, va a ser aquello que nos defienda".