Las amenazas, la cultura de mantener el status quo y las crisis (interna o externa) siempre han estado presentes en la vida empresarial y obliga a prevalecer los proyectos
Existen procesos que requieren de resultados inmediatos. Sin embargo, esta fórmula no es universal, como se da cuando queremos implementar cambios en la cotidianeidad laboral, en momentos de priorizar metas. Si le sumamos la cultura y el estilo de una organización, entonces, ¿cuán factible es dar un giro de 180° en momentos críticos? A continuación trataremos de responder esta interrogante.
La tendencia actual en la dirección de las empresas (tanto a nivel gerencial como operativo) busca que el personal encargado de las diferentes áreas de las empresas promueva la gestión del cambio en sincronía entre todas las áreas. Además, los enfoques burocráticos han sido desplazados por sistemas integrados, en donde las organizaciones se ven como un todo y las amenazas se convierten en retos estratégicos. Hechos como la reducción del canon minero y gasífero, obras paralizadas al interior del país y la desaceleración de la economía china, puede desanimar a cualquier inversionista, pero hoy la brújula de los empresarios no puede perder su orientación.
Las amenazas, la cultura de mantener el status quo y las crisis (interna o externa) siempre han estado presentes en la vida empresarial y obliga a prevalecer los proyectos. Por un instinto de supervivencia, muchas veces se mantienen las inversiones que en el corto plazo generen beneficios financieros, pero cometiéndose el error de dejar de lado aquellas que originan cambios transcendentales en la empresa, como las inversiones en tecnología, porque muchas veces éstas implican un tiempo de implementación a mediano plazo. Pero, ¿nos dará a largo plazo mayor tranquilidad a nuestras finanzas? ¿Cómo saber si se toma la decisión correcta si nunca se toma?
Apostar en tecnologías siempre tendrá un alto costo, pero el retorno de la inversión (ROI) será siempre satisfactorio. Así mismo, en los negocios se invierte no solo para sobrevivir en el mercado, sino también para liderarlo. Las empresas de hoy saben que la tecnología es un factor que soluciona el problema para retener al talento humano (muchos colaboradores, en la búsqueda del desarrollo profesional, prefieren permanecer en empresas que estén a la vanguardia), repercute en aumentar la productividad y los entornos operativos, señaló Manuel Behar, Director General de Ofisis.
Una alternativa que definitivamente conlleva a la mejora continua es el Sistema de Información Empresarial (ERP), el cual ayuda a controlar y planificar de la menor manera posible los recursos empresariales que optimizará la gestión de los procesos de las diversas áreas de la empresa. Antes de adquirirlo, es imprescindible que se medite en los objetivos que se quiere conseguir con él.
En esa planificación hay que identificar el problema, evaluar y seleccionar las soluciones disponibles, el diseño del plan de acción y, por último, la implementación del ERP. En esta última etapa ya están definidos los requerimientos y evaluado las ventajas y desventajas, y es donde se piensa en el proveedor, enfatiza Behar.
Un buen proveedor de ERP debe contar con ética comercial, un nivel de soporte adecuado y que le garantice el monitoreo posterior a la implementación inicial, evitándole costos, agregó el directivo.
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