La nueva propiedad forma parte de la marca Luxury Collection
El periodo de soft-opening es un tiempo en el que el hotel abre al público para probar sus servicios e instalaciones, con tarifas especiales a cambio de que los huéspedes puedan retroalimentar al hotel con sus comentarios del servicio en sus primeras semanas de operación.
La propiedad ha tratado de mantener el espíritu del antiguo Hotel Paracas, que fuera emblemático en la zona en los años '70 y '80, y sobre cuya propiedad ha sido construido. Sin embargo ha sido dotada de los más altos estándares de servicio e infraestructura para ponerlo a la altura de los mejores hoteles de Sudamérica. El hotel trata de integrar el destino a la experiencia del huésped y ello se refleja, tanto en su arquitectura, como en su gastronomía.
El hotel tiene un inmenso valor ecoturístico, ya que su ubicación, frente a la Reserva Nacional de Paracas, lo convierte en un lugar privilegiado para los amantes del mar, las aves y las especies marinas, así como para quienes practican deportes acuáticos.
En este sentido, el hotel provee al huésped de un abanico de actividades dentro y fuera del mismo para hacer más completa su estadía. Además, por su cercanía a las famosas Líneas de Nazca, se constituye en el lugar ideal para hospedarse cuando se desea sobrevolar las enigmáticas líneas. El operador T'ikariy es el que opera las excursiones fuera del hotel, así como el yate y avión que ofrecen estos servicios.
"El Hotel Paracas se ha propuesto ser el resort más exclusivo de la costa peruana, un lugar donde nacionales y extranjeros puedan disfrutar de la naturaleza y del legado histórico de los alrededores", señaló Jorge Melero, gerente general de Inversiones Nacionales de Turismo, empresa que maneja las marcas Libertador, Luxury Collection y Westin.
La inversión total en el hotel ha sido de US$ 30 millones.
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