En un entorno cada vez más competitivo sólo aquellas empresas que consigan la flexibilidad y dinamismo que demanda el mercado van a ser capaces de sobrevivir.
La habilidad de una empresa para aumentar los ingresos, las ganancias y el valor económico tiene relación directa con su competencia para aprender e innovar. Para lograr nuevos y mejores productos, incrementar la eficiencia operativa, y crear mayor valor percibido por el cliente, se requiere sobre todo la habilidad para aprender.
El aprendizaje organizacional es cada vez más reconocido como un factor crítico en la habilidad de las empresas para crear valor económico. La increíble velocidad de los cambios en la sociedad, en combinación con lo que sucede en nuestra economía, ha llevado a que las organizaciones aprendan a adaptarse rápidamente a los cambios a fin de sobrevivir.
En efecto, la web actiongroup.ar resalta que la mayor dificultad de una organización es entender que vivimos en una era de gratificaciones instantáneas. Para cambiar el paradigma fundamental desde el cual una persona y una organización operan, es fundamental reorientarlos hacia este aprendizaje y no es una tarea fácil.
Lo primero a tener en cuenta es que las organizaciones sólo aprenden a través de los individuos que aprenden. Para lograr las metas organizacionales debemos conocer las necesidades de los aprendices, porque sin ellos ningún aprendizaje organizacional puede ocurrir. Si sus miembros aprenden, las organizaciones progresan.
Comparte esta noticia