Penn, nacido el 27 de septiembre de 1922 en Filadelfia y casado desde 1955 con Peggy Maurer, falleció el martes por una insuficiencia cardiaca en su residencia de Manhattan (Nueva York) a los 88 años.
El cine llora hoy la pérdida de Arthur Penn, uno de los directores más revolucionarios e influyentes del siglo XX, cuyas obsesiones socio-políticas se materializaron en obras innovadoras e inmortales como "Bonnie and Clyde".
Penn, nacido el 27 de septiembre de 1922 en Filadelfia y casado desde 1955 con Peggy Maurer, falleció el martes por una insuficiencia cardiaca en su residencia de Manhattan (Nueva York) a los 88 años.
El cineasta fue tres veces candidato al Óscar al mejor director por "The Miracle Worker" (1962), "Bonnie and Clyde" (1967) y "Alice"s Restaurant". También obtuvo una nominación al Globo de Oro como mejor director por "Bonnie and Clyde", una obra de culto que logró un tremendo impacto en EE.UU.
"Son jóvenes, están enamorados... y matan a gente". Aquel fue el eslogan promocional de la cinta, que narraba una huida fatal protagonizada por unos criminales inolvidables (Warren Beatty y Faye Dunaway) que se convirtió en todo un canto liberal, rebelde y anti-sistema que hizo mella en aquella época.
Eran los tiempos del rechazo a la Guerra de Vietnam y la censura en las películas. Y sin embargo, la escena final del filme, con la muerte de la pareja siendo tiroteada, es una de las más famosas del cine.
Fue el propio Beatty quien tuvo que convencer al cineasta para dirigir la cinta, escrita por Robert Benton y David Newman, e inspirada en las películas europeas de arte y ensayo de la década de 1960. De hecho Francois Truffaut y Jean Luc-Godard rechazaron sendas invitaciones para dirigir la película.
"Pensé que si íbamos a mostrar la violencia, realmente debíamos mostrarla como tal", dijo el propio director en el documental "A Personal Journey With Martin Scorsese Through American Movies". "Debemos mostrar cómo es cuando alguien recibe un tiro", añadió.
El cine cambió para siempre a partir de la crudeza exhibida en aquella película, y obras dirigidas por otros directores, como "Easy Rider", "Taxi Driver" o incluso "The Godfather" tomaron el testigo.
Conocido por su facilidad para extraer lo mejor de sus intérpretes, Penn dirigió a ocho de ellos (Patty Duke, Anne Bancroft, Estelle Parsons, Warren Beatty, Faye Dunaway, Gene Hackman, Michael J. Pollard y Chief Dan George) en actuaciones que consiguieron una candidatura al Óscar. Duke, Bancroft y Parsons se hicieron finalmente con la estatuilla dorada por esos papeles.
Penn se dio pronto a conocer en el medio televisivo, en donde logró una candidatura al Emmy por "Playhouse 90" (1956).
Posteriormente dio el salto a Broadway como director de las obras de teatro "The Miracle Worker" y "All the Way Home", ganadoras del premio Tony, hasta que el cine le dio su primera oportunidad a finales de la década de 1950, con el western "The Left Handed Gun" (1958), protagonizado por Paul Newman.
Más tarde llegarían "The Chase" (1966), donde dirigió a Marlon Brando, Robert Redford y Jane Fonda; "Little Big Man" (1970), que narraba la conquista del Oeste desde una óptica diferente a la habitual (los indios eran los buenos), y "Night Moves" (1975), con Gene Hackman como un incisivo detective privado.
Entonces empezó a distanciarse de una industria que por esa época abrazaba otro tipo de producto, mucho más cercano al entretenimiento y al espectáculo que comenzaba a ofrecer Steven Spielberg que al íntimo y reflexivo que había marcado su carrera.
"La industria ha cambiado: está ahora Spielberg, que es un maravilloso relator de historias, haciendo cintas benignas que son tremendamente exitosas. Yo hago películas sobre gente que dispara y se hace daño. Amo su trabajo, pero yo nunca podría hacer algo similar", manifestó por aquella época.
Sus últimas obras estrenadas en cines fueron "Dead of Winter" (1987), con Mary Steenburgen, y "Penn & Teller Get Killed" (1989). EFE
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