Desde que nació su vida estuvo signada por el infortunio: se enteró que era adoptado siendo adulto y pasó por una dolencia renal que terminó siendo un arma de doble filo.
Gary Coleman era más alto de lo que usted pudiera haber pensado. Estaba hastiado del mundo durante más tiempo de lo que usted hubiera temido. Y él no era el ex niño estrella que usted podría haber imaginado.
La ex estrella infantil por excelencia fue una persona cuyos primeras éxito fueron una maldición, lo consiguió todo -fama, riqueza, influencia- para perderlo todo después. Coleman parecía que se integraba mejor que nadie. Solo que usted no sabe la historia completa.
A pesar de que escribió un libro sobre los ex niños estrellas, no se pretende saber toda la historia. No se sabe lo que ocurrió a millones de Coleman. No se sabe por qué una autobiografía escrita conjuntamente con sus padres terminó en una discusión respecto a la noche en que su madre le dio a luz, a pesar de que evidentemente no lo hizo: Gary era adoptado.
Pero hay algo: Coleman, quien murió hoy a los 42 años, no podía perderlo todo si no lo tenía todo.
Cuando tenía solo 22 meses de edad, se supo que sus uréteres estaban bloqueados, y que eso, esencialmente, mató a sus riñones. Hasta la edad de 4, se alivió a través de dos agujeros que los médicos le hicieron en el estómago. Durante un tiempo, fue equipado con una bolsa que el niño pre-escolar pudiera manipular de modo que pareciera como si estuviera orinando al igual que todos los demás chicos. Cuando tenía 5 años, se sometió a una cirugía de trasplante de riñón.
Así que no, Coleman nunca lo tuvo todo.
Incluso cuando se pensaba que lo tenía todo, cuando se convirtió en el niño estrella de la década de fines de los 790 y comienzos de los 80, cuando era el niño que salvó a la entonces decaída NBC, cuando estaba ganando hasta US$3 millones al año a partir de "Diff"rent Strokes" y cuando empezó a formar una serie de empresas, en realidad no lo tenía todo.
De hecho, él sólo parecía tenerlo todo, precisamente porque no lo tenía.
Después del trasplante renal, Coleman fue sometido a un régimen de esteroides para protegerle contra el rechazo del órgano. El tratamiento tuvo dos efectos secundarios: atrofiar su crecimiento y eso lo llevó a convertirse en el ideal de Hollywood: el artista que puede interpretar al más joven, al mucho más joven.
Con eso Coleman pudo vender lo que lo convirtió en un talento. Logró que un niño de 10 años de edad podía parecer una criatura angelical de 8, todo un fenómeno. Hollywood nunca tuvo, probablemente, más provecho de una situación de desventaja.
¿Maldición en "Blanco y Negro"? ¿Maldición en los niños estrella? Coleman no era una de esas personas autocompasivas o que anteponía excusas, y no hizo maldiciones. "Acabo de pasar a ser una persona que ha sobrevivido, a alguien que ha sobrevivido tras ser masticado", dijo en 2001.
La determinación de Coleman era de doble filo: Porque perseveró, pasó varios años como un ex niño estrella -como la última ex estrella infantil- que como una estrella infantil recordada por lo que hacía. Pasó más años viviendo bajo la sombra Arnold Jackson que a la altura de él.
Sin embargo, Coleman nunca pareció perder tiempo y estaba tratando de recuperar lo que alguna vez tuvo. Claro, él aparecía en la televisión o hacía una película si el dinero estaba allí, pero nunca parecía desesperado, como los ex niños estrellas pueden ser, por un retorno a los escenarios. Para un retorno a los viejos tiempos.
Tal vez sabía que no eran tan buenos para volver a empezar.
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