La actriz británica dice que puede cambiar de una cosa a otra rápidamente, y que todo aquello por lo que ha pasado se refleja en papeles como los que la han llevado a Venecia.
La actriz Kate Winslet se ha multiplicado como nadie en el Festival de Venecia, donde ha presentado dos películas y una miniserie de televisión y no ha parado de hacer promoción y de pasearse por la alfombra roja. ¿Cómo lo logra? Porque asegura ser "multitasking".
"Puedo cambiar de una cosa a otra así", dice chasqueando los dedos una expresiva Winslet en una entrevista con Efe en Venecia.
"Actuar es tan maravilloso y formar parte de este mundo loco es un privilegio". Aunque reconoce que tiene momentos en los que piensa que no va a conseguir hacer bien su trabajo y en los que sólo quiere "dejarlo todo" e irse con sus hijos. "Pero eso le pasa a todo el mundo", agrega.
Un trabajo en el que vuelca sus experiencias personales y las de las personas que la rodean, algo necesario para su profesión.
"La experiencia de vida es cómo crecemos y aprendemos", agrega esta actriz nacida en Reading (Inglaterra) en 1975.
Y todo aquello por lo que ha pasado se refleja en papeles como los que la han llevado a Venecia.
Es el caso de "Carnage" ("Un dios salvaje"), la película que Roman Polanski, Winslet dice que le encantó la historia, a la que califica de "absolutamente cómica". Y consideró que podía entenderla y sentirse relacionada con ella en muchas formas, porque es madre y ha pasado por ese tipo de problemas de discusiones entre escolares. "Es un asunto que me divierte mucho", asegura.
Una historia de un enfrentamiento entre dos parejas a causa de la pelea entre sus hijos, de 11 años, que se desarrolla en un salón, lo que supuso uno de los desafíos de su trabajo.
"El hecho de que fuera extremadamente claustrofóbico y que tuviéramos que mantener la historia viva durante hora y media cuatro personas en una habitación, eso era muy muy difícil", explica, aunque cree que lo más complicado fue mostrar la tremenda evolución de su personaje en un tiempo muy corto.
Un personaje complicado pero menos que el de la miniserie "Mildred Pierce" (Alma en suplicio), por el que ha recibido una de las 22 nominaciones que se ha llevado este trabajo para los próximos premios Emmy.
"Mildred es lo más duro que he hecho desde "Titanic" en términos de duración, porque es el papel más largo que he hecho, 16 semanas, 5 horas de filme. Era todo el papel, estaba en cada escena, todo le pasaba a ella o alrededor de ella".
Un papel "extremadamente exigente", en el aspecto físico y como muje. Fue muy muy difícil para mí".
Menos que su papel secundario en "Contagion" (Contagio), de Steven Sodebergh, presentada en Venecia fuera de concurso.
Pero tiene "grandes recuerdos" de cada uno de estos trabajos: "Puedo hablar de cada uno de ellos con gran felicidad y convicción. Me lo pasé muy bien rodando con Haynes, Sodebergh y Polanski. Me siento afortunada de haber trabajado con estos tres destacados directores y no hay mucha gente en el mundo que pueda decir esto", afirma sonriente.
EFE
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