En el celuloide, la pequeña estrella nacida un 23 de abril de 1928 en Santa Mónica (California), hija de un banquero y una ama de casa, debutó con poco más de tres años.
Cantaba, bailaba, lucía unos tirabuzones perfectos y, sobre todo, atrajo enormes audiencias para la Fox en la América de después de la Gran Depresión. Shirley Temple, fallecida este lunes a los 85 años, fue una de las primeras niñas prodigio del cine y una mina de oro para Hollywood.
Sus maneras de adulta, su sonrisa ideal y también esa forma de fruncir el ceño conquistaron a legiones de admiradores -recibía una media de 16.000 cartas al mes- y salvaron al estudio de la bancarrota, llegando a hacer una caja de 1.250 dólares a la semana.
Pero los logros de Shirley Temple fueron más allá de lo cinematográfico, ya que se retiró cumplidos los 20 para reinventarse una nueva vida como diplomática. Y también ahí dejó huella al convertirse en la primera mujer jefa de protocolo de la Casa Blanca.
En el celuloide, la pequeña estrella nacida un 23 de abril de 1928 en Santa Mónica (California), hija de un banquero y una ama de casa, debutó con poco más de tres años.
Protagonizó más de 40 títulos hechos a su medida como "Poor little rich girl" (1936) o "The Little Princess" (1939), aunque también John Ford se fijó en ella y la fichó como hija de Henry Fonda para "Fort Apache" (1948).
Fue la hija de Gary Cooper y Carole Lombard en "Now and Forever" (1934), un préstamo a la Paramount; la niña huérfana que cantaba la canción de "Lollipop" en "Bright Eyes" (1934) o la pequeña que bailaba claqué subiendo una escalera junto a Bill Bojangles Robinson en "The Little Colonel" (1935).
FOTO INTERACTIVA: LAS MEJORES PELÍCULAS DE SHIRLEY TEMPLE
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